Los problemas digestivos pueden surgir en cualquier etapa de la vida. Desde gastritis, acidez, gases, dolor estomacal, indigestión o síndrome de intestino irritable entre otras afecciones. Muchas veces, cuando existen esta clase de dolencias, nos vemos obligados a seguir una dieta blanda mediante la utilización de métodos de cocción ligeros. Está demostrado que un mal sistema digestivo está relacionado con nuestro estilo de vida: una mala alimentación, sedentarismo, estrés, consumo de alcohol y tabaco, la ingesta de ciertos medicamentos, … Otros casos, por el contrario, se deben a infecciones causadas por virus o bacterias.
Sea cuál sea el origen, se recomienda dar un reposo con una dieta que sea fácil de asimilar y digerir, basada en alimentos que no sean irritantes o excitantes. Para tratar bien a nuestro sistema digestivo dichos alimentos deben ser ligeros, poco condimentados, bajos en grasas y en fibra que produzcan una mínima estimulación.
¿Qué es una dieta blanda?
Este régimen terapéutico se suele utilizar en muchas afecciones, incluso en las convalecencias y en hospitales. Los alimentos deben ser de textura suave y blanda, además de una baja incidencia a la hora de estimular el aparato digestivo. Asimismo, esta dieta cubre todas las necesidades energéticas y nutrientes que nuestro cuerpo requiere. Es por ello que se considere una dieta realmente completa. Y en ningún caso hay que confundir la dieta blanda con la líquida, ya que son dos tipos totalmente diferentes.
En estos casos la sencillez debe dominar en la cocina, usando poco aceite, sal y condimentos picantes. Sin embargo, si quieres darles más sabor a los platos deberás incluir hierbas aromáticas suaves como, por ejemplo, el tomillo, el romero y la albahaca.
Alimentos recomendables
- Optar por ingerir alimentos en forma de purés, cremas y compotas.
- Yogur para recuperar el equilibrio de la flora intestinal.
- Leche y derivados lácteos semidescremados.
- Carnes magras siempre que retiremos la grasa y la parte fibrosa.
- Pescado blanco en lugar de pescado azul.
- Huevos duros, pasados por agua, poché o tortilla francesa.
- Quesos frescos y sin sal.
- Pasta bien cocida sin salsa, arroz blanco y patatas cocidas.
- Pan blanco tostado.
- Verdura bien cocida y sin piel.
- Frutas maduras y sin piel, en compota y en conserva.
Alimentos que debemos evitar
- Alimentos crudos.
- Verduras y hortalizas crudas.
- Los fritos, los guisados y las salsas.
- Frutas ácidas y verduras que causan flatulencias.
- Alimentos ricos en fibra cuando hay diarrea.
- El conejo, al tratarse de una carne muy fibrosa.
- Quesos curados y grasos.
- Yogures enriquecidos con nata o los de tipo griego.
- Pan recién hecho porque produce fermentación.
- Frutos secos.
- La llamada comida rápida (hamburguesas, pizzas,…)
A pesar de nuestras recomendaciones, siempre será el médico especialista quien evalúe cada caso, con el fin de proponer las pautas dietéticas específicas.
