Cómo influye la obesidad en la fertilidad

 

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Tener obesidad no sólo dificulta la concepción, sino también el desarrollo normal del embarazo y la salud del futuro bebé. Pero no estamos hablando solamente de la mujer, sino también del hombre.

Cabe tener en cuenta que el número de personas con obesidad se ha duplicado en todo el mundo desde 1980, según datos de la Organización Mundial de la Salud, pero es en occidente donde los excesos de talla están afectando de manera significativa en la salud global.

La obesidad, tal como explica la doctora Fulvia Mancini, directora médica de Clínicas EVA, produce modificaciones inflamatorias que actúan sobre los mecanismos reproductivos masculinos, lo que repercute en alteraciones genéticas en el embrión. Concretamente, podría tener una incidencia negativa en la salud cardio y cerebrovascular, en la aparición de la diabetes tipo 2 y en algunos tipos de cáncer.

Los resultados, obtenidos en el campo de la epigenética, que estudia las modificaciones de nuestro genes en relación a diversos factores ambientales, entre ellos, la nutrición, advierten de que los hijos de padres obesos podrían heredar la predisposición a tener sobrepeso y a padecer las enfermedades antes citadas, así como desórdenes metabólicos.

Asimismo, el exceso de tejido adiposo asociado a dietas hipercalóricas está relacionado con la disminución de la cantidad de espermatozoides y de su movilidad y morfología. En ese sentido, varios estudios asocian el consumo excesivo de productos grasos con la calidad del esperma.

Según la experta, cuando se habla de sobrepreso no se habla de exceso de kilos, sino de la relación entre el peso y la altura. Para valorar la delgadez y la obesidad se emplea el Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula dividiendo la talla en metros al cuadrado por el peso. Un IMC normal, especifica la ginecóloga, está entre 20 y 24.9. Así, hablamos de sobrepeso con un IMC de 25-29.9, de obesidad de I grado con un IMC de 30-34.9, obesidad de II grado con una IMC de 35-39.9 y, por encima de 40, se trata de obesidad mórbida. Un IMC por debajo de 19.9 es delgadez y, puntualiza la doctora “esto tampoco es recomendable”.

Para la mujer, el tener sobrepeso ya dificulta el embarazo, puesto que los adipocitos no son células que simplemente contienen grasa, sino que cumplen una función endocrina. Producen hormonas, explica y otras moléculas que influyen negativamente en diferentes procesos orgánicos. De ahí que podamos afirmar que la obesidad es “un estado orgánico de inflamación crónica que conlleva hipertensión, diabetes, patología cardiovascular y alteraciones de la coagulación. Todas estas enfermedades influyen negativamente en el desarrollo del embarazo”.

La doctora aconseja perder peso si se busca la concepción y, por supuesto, en caso de someterse a un tratamiento de reproducción asistida. En este supuesto, donde la dificultad es aún mayor, la dieta, si se es obeso, es recomendable y, en última instancia, obligatoria. Deberían realizarla las mujeres con un índice de masa corporal también superior a 25, mientras que las que se encuentren dentro de un peso normal deberían sencillamente comer sano y realizar ejercicio moderado.

Otro recomendación para quienes están buscando el embarazo con ayuda médica es dejar el alcohol, tanto ellos como ellas, al menos quince días antes de someterse a cualquier tratamiento de fertilidad. Investigaciones recientes señalan su incidencia en la dificultad de concebir y en el riesgo, ya en el embarazo, y aunque sea en cantidades mínimas, de anomalías en el feto.

La experta descarta también las dietas hiperproteicas, puesto que “nunca son recomendables, ya que producen efecto rebote”. En cuanto a la fertilidad, las desaconseja rotundamente, puesto que «favorecen un estado de inflamación generalizada del organismo que influye negativamente en las posibilidades de concebir.”

También, según la ginecóloga de EVA, debemos descartar o reducir el consumo de ciertos alimentos por su influencia negativa en la capacidad de reproducción femenina.

Entre ellos, la cafeína, al ser un vasoconstrictor, es decir, estrecha los vasos sanguíneos. Esto genera una disminución en la vascularización uterina y por lo tanto, de la capacidad de implantación del embrión, y posiblemente también en la calidad ovocitaria y espermática. Es recomendable reducir el consumo de café en las mujeres que buscan el embarazo.

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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