Los pies son habitualmente los grandes olvidados de nuestro cuerpo. Hay algunas personas que padecen el llamado pie cavo, el cual se caracteriza por el exceso de bóveda plantar. No resultan ser tan frecuentes como los pies planos, pero dan más problemas que estos al repartir el peso de todo el cuerpo de forma incorrecta.
El pie humano está formado por 28 huesos, 30 músculos y numerosos tendones y ligamentos. Se trata de una estructura con una compleja mecánica que impide que nuestro organismo sufra desequilibrios, contracturas u otras lesiones. El simple hecho de estar de pie o desplazarnos puede desembocar en estos problemas si el peso no se reparte correctamente. Hay que tener en cuenta que el aparato locomotor debe funcionar al unísono. Si alguna desviación proviene del pie, esta provocará diversos desequilibrios.
REPARTO DEL PESO CORPORAL
El pie cavo soporta el peso, en concreto, en la parte anterior del pie y en el talón. Toda la zona que une ambas partes apenas se apoyará en el suelo. De hecho, en algunos pacientes se ha comprobado que ni los dedos cargan con ningún peso. Estos pies suelen presentar los dedos en garra y la tendencia de desplazar el eje hacia el interior. Esto produce que el pie se apoye de manera anormal en la parte externa. Es lo que se viene a denominar como varismo, el cual estará asociado al dolor en los talones. Asimismo, al provocar una sobrecarga sobre los gemelos, nuestras piernas serán más propensas a sufrir los tan molestos calambres. Por su parte, el cuerpo, para compensar, adoptará posturas incorrectas haciendo que se sobrecarguen la zona lumbar e incluso la espalda. Y si la disfunción asciende puede llegar incluso a afectar a las cervicales.
SINTOMAS COMUNES DE LOS PIES CAVOS
Estos son los síntomas más comunes entre aquellas personas que padecen de pies cavos:
- Dolor en el arco plantar o bajo los dedos al poco tiempo de estar de pie o al empezar a movernos.
- Tendencia a sufrir lumbalgias, esguinces, torceduras y fascitis plantares.
- Inflamación del talón de Aquiles.
- Y si el paciente presenta algún tipo de desalineación en las rodillas, inclinadas hacia dentro o hacia afuera, acabarán doliéndoles a causa de la dinámica incorrecta de los músculos al andar.
- Y no nos olvidemos de las callosidades, el fiel reflejo de que algo no está funcionando del todo bien en nuestros pies.
BUEN CALZADO
Los pies cavos¸ también denominados “de arco alto”, son muy delicados, y al ser más anchos y cortos que un pie normal, son proclives a rozaduras, callos, ampollas y todo tipo de durezas derivadas de la fricción del calzado. Es por ello muy conveniente usar zapatos poco escotados o acordonados. Y en el caso del zapato deportivo hay que ser muy prudente en estas recomendaciones. La práctica de ejercicio físico somete a un mayor roce del calzado sobre el pie. El podólogo, llegados a este punto, puede recomendar el uso de plantillas para corregir el reparto del peso en el pie.
TRATAMIENTOS MÁS COMÚNES EN PACIENTES CON PIES CAVOS
A las antes mencionadas plantillas, que corrigen los apoyos, habría que sumarle los masajes y estiramientos. Por si mismas, las plantillas facilitan el correcto estiramiento de los músculos y la estabilización del arco interno. Esto dará lugar a una mayor superficie de apoyo. Estas deben usarse con un calzado que nos permita llevarlas sin desplazarse. En estos casos, hay que renunciar, por ejemplo, al uso de sandalias en los periodos de verano. Solo en casos muy graves habrá que recurrir a la cirugía
Al tratarse de una alteración hereditaria, si alguno de los padres lo sufren, al tener un hijo deberán vigilar cómo se desarrollan sus pies. De este modo, el médico pediatra podrá prevenir, poniendo los medios necesarios, muchos de los problemas que vendrán en el futuro durante la edad adulta.
