En los últimos años los balnearios o spas han venido ofreciendo un amplio abanico de tratamientos en forma de masajes, envolturas o baños en los que el agua no está presente. Algunos de estos establecimientos han ofrecido variopintas terapias con alimentos como el yogur o el caviar, u otras muy exclusivas a base de oro y cobre. No obstante, a pesar de resultar excéntricos en algunos casos, no son una novedad. La medicina tradicional, como por ejemplo la que se practicaba en el antiguo Egipto, ya hacía uso de la leche como desmaquillante o para tomar baños, y la miel como hidratante natural. Hoy os hablaremos de los tratamientos con aceites, junto a las curiosas terapias basadas en el yogur y el vino.
TRATAMIENTOS CON ACEITES
En los masajes el aceite se utiliza por sus propiedades terapéuticas y relajantes. Muchas técnicas hacen uso de aceites esenciales de aromaterapia, una forma de medicina alternativa basada en el uso de materiales aromáticos, incluidos los aceites esenciales y otros compuestos, siempre con el objetivo de mejorar el bienestar psicológico o físico.
En esta misma línea, algunos establecimientos han introducido terapias basadas en una envoltura corporal con aceite de oliva. De hecho, siempre ha sido muy valorado por su alto poder hidratante.
TRATAMIENTO A BASE DE YOGUR
Puede resultarnos sorprendente pero así es. El yogur, además de ser un estupendo alimento, también es usado en tratamientos como mascarillas, masajes o envolturas. Es de sobra conocido el beneficio que aporta a nuestro organismo, en especial para la flora intestinal. Ahora nuestra piel también se puede beneficiar gracias a su efecto refrescante e hidratante. Se ha demostrado que los bacilos, presentes en su fermentación, son excelentes para revitalizar aquellas pieles castigadas e incluso ayudar a cicatrizar heridas.
TRATAMIENTOS CON VINO
A estos tratamientos, basados en el vino y la uva, se les ha venido a llamar ampeloterapia o enoterapia, y van desde un baño en mosto, pasando por un masaje con extracto de uva o una envoltura con fangos de vino. El resultado siempre favorece a nuestra piel dándole un aspecto sano y brillante. De hecho, la uva previene el envejecimiento gracias a los polifenoles, entre otros elementos, ya que es capaz de activar la circulación y combatir el estrés.