Ahora es un buen momento para incorporar la miel a nuestra dieta o a utilizarla como remedio natural. Y es que tiene muchas propiedades terapéuticas y se puede usar externamente debido a sus propiedades antimicrobianas y antisépticas. Así, la miel ayuda a cicatrizar y a prevenir infecciones en heridas o quemaduras superficiales, siendo también utilizada en cosmética (cremas, mascarillas de limpieza facial, tónicos, etcétera) debido a sus cualidades astringentes y suavizantes.
Existen muchas clases de miel y cada una tiene sus propiedades. Por ejemplo, la miel de mil flores es la que producen las abejas a partir del néctar de diferentes flores y destaca por ser antimicrobiana y antiséptica, así que es ideal para combatir los catarros.
La miel de brezo es rica en hierro y diurética, con propiedades antiinflamatorias de las vías urinarias y sedantes, mientras que la miel de eucalipto está indicada para gente que padece de las vías respiratorias y actúa como desinfectante del tracto urinario.
Otra miel muy aconsejable es la de espliego, que se recomienda en el tratamiento de enfermedades del aparato respiratorio porque, entre sus efe tos, figuran su capacidad para calmar la tos y aliviar molestias de la garganta. Por su parte, la miel de encina destaca por favorecer la cicatrización de las heridas, además de sus efectos beneficiosos en los procesos de catarros y resfriados.