La hipertensión arterial es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares. Al no producir ningún síntoma, se dice que la hipertensión es una “epidemia silenciosa”. Por lo tanto, prevenirla cuanto antes es lo más indicado.
En casos de hipertensión grave, llevar una dieta equilibrada es fundamental. En concreto, se recomienda beber muchos líquidos y que abunden alimentos ricos en potasio como el tomate, espárragos y lechuga, o calcio como lácteos, tofu, coles y espinacas. También es importante introducir ácidos grasos esenciales omega 3 y 6 a través de pescados azules, semillas y frutos secos.
Y es que el sodio funciona en conjunto con el potasio para regular el nivel de agua en la sangre y los tejidos. De forma conjunta ayudan a generar las contracciones del corazón y regulas sus laditos.
Si la hipertensión es tu problema, resulta aconsejable introducir en tu dieta diaria el ajo. Con uno o dos dientes de ajo al día ayudarás a rebajar la tensión arterial y reducir el colesterol. Las reducciones son muy significativas al cabo de 2 o 3 meses de comenzar a comerlo.
También la zanahoria, rica en vitamina C y en betacaroteno, que disminuye los niveles de colesterol y es una protectora eficaz de las arterias. Por su parte, el tomate es muy adecuado para rebajar la presión arterial gracias a su contenido en el aminoácido GABA.