El ginkgo biloba, tal y como os avanzábamos en el artículo que encontraréis en el siguiente enlace, es una de las plantas más utilizadas en la mejora del riego sanguíneo. Se le atribuyen numerosas propiedades como neuroprotector, vasodilatador, antiagregante plaquetario y antioxidante. Además, se recomienda en casos de falta de concentración y memoria, riesgo vascular, dolor y pesadez de piernas, vértigos y diversos problemas vasculares.
Desde la antigüedad se ha venido utilizando el ginkgo biloba por sus acciones terapéuticas. Es bastante habitual en la medicina tradicional china y en la actualidad es un producto muy presente (y valorado) en las herboristerías.
Aumento de la circulación sanguínea y periférica
De las hojas del ginkgo se obtiene un extracto rico en flavonoides (ginkgoloides y heterósido), los cuales al ingerirse dan lugar a un aumento de la circulación sanguínea central y periférica. De esta manera se hace más eficiente la irrigación, y un mayor aporte de oxígeno en los tejidos orgánicos. Esta acción resulta muy beneficiosa para aquellas personas que se encuentran en la edad madura y senil, ya que sus organismos, por sí solos, pierden la capacidad para irrigar adecuadamente los tejidos, en especial los del cerebro. Este mecanismo produce pérdida de memoria, cansancio, confusión y estados de depresión y ansiedad. El consumo habitual de ginkgo reduce estos síntomas y crea una mayor eficiencia de la irrigación entre el corazón y las extremidades.
Función antiagregante
Las plaquetas tienen tendencia a aglutinarse y, por tanto, a la formación de coágulos en las venas y arterias. Tomar ginkgo disminuye el riesgo de sufrir una trombosis. Asimismo, los flavonoides antes mencionados ayudan en la recuperación de pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares y crisis cardíacas de algún tipo.
Neutralización de los radicales libres
Estos flavonoides también son efectivos a la hora de neutralizar los llamados radicales libres y, por consiguiente, ralentizar el proceso del envejecimiento. El ginkgo tiene una función oxigenadora a nivel cerebral, gracias a un proceso en el que el organismo aumenta la utilización de la glucosa y la producción del adenosín trifosfato, un nucleótido fundamental en la obtención de energía celular. Estudios más recientes, por ejemplo, han demostrado la eficacia del ginkgo en el tratamiento de la fibrosis pulmonar, reduciendo la pérdida de flexibilidad en ambos pulmones.
Sin evidencia en el tratamiento de la demencia senil
No obstante, cabe destacar que otros estudios científicos, como el publicado en el Journal of the American Medical Association, no arrojaron evidencias sobre el uso del ginkgo como tratamiento para prevenir la enfermedad del Alzheimer, la demencia senil o el Parkinson.
Los expertos recomiendan que, ante la ausencia de datos que así lo confirmen, la gente debe tener bastante precaución a la hora de administrar ginkgo sin la supervisión de un médico especialista.
