La epsomita es la forma mineral del sulfato de magnesio. Su nombre proviene de Epsom, una localidad situada en el condado de Surrey, al sur de Inglaterra. Allí desde hace siglos se conocen los depósitos de este mineral vinculados a las aguas minerales. Asimismo, el sulfato de magnesio viene usándose desde hace un tiempo como medicamento. Se usa en diversos tratamientos, como por ejemplo en pacientes con nivel bajo de magnesio en la sangre y en mujeres con eclampsia, una enfermedad que produce convulsiones o coma durante el embarazo o el parto. Sin embargo, dejando un poco de lado estas importantes propiedades medicinales, hoy nos queremos detener en su uso en forma de sales de baño.
Baños con sales de Epsom
Los baños con sales de Epsom, la cual, por su origen, también es conocida como sal inglesa, son un medio magnífico para calmar el cuerpo y mente ante situaciones de estrés. Un baño caliente acompañado de estas sales alivia las tensiones físicas y emocionales, además de producir un efecto relajante muy a tener en cuenta. Gracias a ello, el cuerpo repone los niveles de magnesio y ayuda en la producción de serotonina, necesaria para levantar el ánimo, reducir la irritabilidad y aplacar la ansiedad.
Si optamos por realizar un baño por la noche, este nos ayudará a conciliar el sueño, promoviendo un descanso más reparador. Además, ayuda a mejorar la circulación, a normalizar la presión arterial cuando está alta y a mejorar la salud cardiovascular en su conjunto. Y no solo eso, también alivia la inflamación y el dolor, ya que actúa directamente como relajante muscular. De hecho, reduce la inflamación que causa dicho dolor. Los expertos recomiendan estos baños si se sufre dolor articular, dolor de pies, lumbalgias y migrañas. Cabe también destacar el proceso de ósmosis inversa que produce en nuestro cuerpo. Es decir, las sales de Epsom favorecen la eliminación natural de toxinas y metales pesados.
Sacar máximo partido a sus beneficios
Para beneficiarnos de las propiedades de las sales de Epsom, añadiremos una o dos cucharadas de las mismas en agua tibia y sumergiremos el cuerpo entero, tomando un baño de unos 20 minutos aproximadamente.
Estas sales de baño se usan particularmente en la terapia de flotación. Esta consiste en usar un tanque lleno de agua salada que induce a nuestro cuerpo a flotar. Se usa como terapia ya que ofrece distintos beneficios tanto físicos como mentales. Por otro lado, tradicionalmente, también se utilizan para preparar baños de pies, en especial cuando los tenemos doloridos después de una larga jornada.