En un mundo tan exigente y estresante como el que vivimos, el insomnio se ha convertido en uno de los males de nuestra sociedad. Según datos oficiales, en España entre el 25-35% de la población adulta lo padece de forma transitoria y entre un 10-15%, o lo que es lo mismo unos cuatro millones de adultos españoles, sufren el insomnio crónico. De entre todos los remedios para combatirlo se encuentra la valeriana, una planta muy estimada por contener grandes cantidades de compuestos químicos que le confieren sus efectos positivos. Pero, no es oro todo lo que reluce. El consumo habitual de valeriana también genera efectos adversos muy a tener en cuenta.
La valeriana tiene fama mundial, al igual que ocurre con la manzanilla o la tila, por considerarse uno de los mejores relajantes para ayudarnos a dormir. En realidad, se trata de una planta oriunda de Europa y Asia que crece en bosques de gran humedad y en climas fríos. Es habitual hallarla cerca de ríos u otras corrientes de agua. La medicina tradicional la ha venido usando para mejorar los ciclos del sueño, disminuir los estados de ansiedad, aumentar el efecto relajante en nuestro cuerpo y aliviar el síndrome premenstrual. En el mercado se encuentra como complemento alimentario en forma de píldoras, como extracto o como infusión.
Diversos estudios científicos han arrojado luz sobre sus efectos secundarios. A continuación, os resumimos los cuatro más comunes.
Produce sueños más vívidos
La valeriana contiene unos compuestos químicos oleosos que se conocen por el nombre de glucósidos iridoides. Estos son capaces de estimular los receptores de los opiáceos en el cerebro, aquellos que controlan el dolor y los comportamientos adictivos. Asimismo, su consumo aumenta la producción de serotonina, dando lugar a efectos relajantes y antidepresivos. Esto provoca un sueño más profundo, haciéndonos más propensos a los sueños realistas y a las pesadillas. Hay personas muy propensas a sufrirlas si toman valeriana antes de acostarse.
Molestias estomacales y boca seca
En algunos pacientes se han detectado efectos digestivos adversos por el uso continuado de la valeriana, y en algunos casos aislados daño hepático. Se ha comprobado que la valeriana acelera el tránsito intestinal. Posee un efecto desinflamador sobre el estómago, haciéndola desaconsejable para pacientes con colon irritable, enfermedad de Crohn, intolerancia al gluten o diverticulitis (bolsas que se inflaman y se infectan en el tracto digestivo). Algunos pacientes también han llegado a describir sequedad en la boca.
Palpitaciones
Un reciente estudio, realizado por la Clínica Mayo en Estados Unidos en pacientes sometidos bajo un tratamiento contra un cáncer, ha concluido que el uso o el cese repentino de la valeriana puede provocar palpitaciones. Sentir un ritmo cardíaco rápido no solo se debe a la valeriana. De hecho, puede ser inducido por múltiples factores, como por ejemplo el estrés, ciertas enfermedades o el consumo excesivo de sal, entre otros.
Cefaleas
Una exposición duradera a altas dosis de valeriana puede provocar dolores de cabeza. A muchas personas, los sueños profundos les generan cefaleas. Todos hemos sentido alguna vez esa sensación de cabeza embotada tras las horas de descanso. Si esto se produce, lo primero que hay que hacer es bajar la dosis de forma inmediata.