A medida que envejecemos se suceden una suma de daños en nuestro cuerpo, y, sobre todo, estos se hacen más visibles en la piel. En los últimos años se han realizado numerosos avances para ralentizar el envejecimiento de la piel. Se trata del principal objetivo perseguido por las empresas del sector de la cosmética. Todos ellos buscan productos que incidan en la firmeza y densidad de la piel, las dos claves para seguir teniendo un aspecto más joven. Sin embargo, también se pueden paliar estos procesos si optamos por una dieta correcta. A continuación, os detallamos los descubrimientos más destacados.
LAS SIRTUINAS
Estas enzimas son clave en el proceso de envejecimiento. Por ello se les conoce como “el gen de la longevidad”. Se encuentran de forma natural en nuestra piel. Con el paso de los años, cuando las funciones de reparación natural se ralentizan, la piel comienza a envejecer y las sirtuinas dejan de actuar igual. Algunos cosméticos se encargan de estimularlas, pero lo mejor es llevar una dieta baja en calorías para ayudar a activarlas.
Asimismo, además de jugar un papel importante en el envejecimiento, también tienen las siguientes funciones:
- Protegen contra el estrés oxidativo.
- Reparan el ADN y lo protegen frente a la toxicidad genética, dando lugar al mantenimiento de la integridad del genoma.
- Ayuda al metabolismo a quemar grasas.
TERAPIA GÉNICA
Este es uno de los ámbitos más prometedores de la investigación médica actual. Su finalidad consiste en sanar una disfunción genética reparando el gen dañado que lo está provocando. De momento esta terapia es una forma experimental de tratamiento. Consiste en utilizar la transferencia de genes a la célula de un paciente para curar una enfermedad. Se persigue, por tanto, modificar la información genética de la célula que es responsable de dicha enfermedad. De este modo la célula será capaz de recuperar su normalidad. La mayor parte de los ensayos han abordado el tratamiento del cáncer. Sin embargo, aunque se ha demostrado su utilidad, de momento debe ser perfeccionada para que pueda añadirse a los procesos terapéuticos habituales.
GLICACIÓN
Los alimentos se convierten en azúcar que el organismo utiliza como combustible. En ocasiones estos azúcares se vinculan a las fibras elásticas de proteínas que forman la piel, como es el caso de la elastina y el colágeno, endureciéndolas y deteriorándolas. En el mercado existen ya cosméticos que evitan la glicación.
No obstante, también se puede evitar desde la dieta, como por ejemplo apostando por las cocciones al vapor o lentas y a fuego lento. Hay que olvidarse de cocciones a partir de 180 grados y de las salsas preparadas llenas de grasa. Y siempre es recomendable ingerir alimentos crudos, como frutas y verduras que están llenas de antioxidantes.
LAS CÉLULAS MADRE
Las células madre son la materia prima del cuerpo, ya que a partir de ellas se generan todas las demás células con sus correspondientes funciones especializadas. Se han conseguido grandes avances en la división de las células madre en laboratorio con el fin de formar más células llamadas células hijas. Estás células tienen mucho potencial ya que son capaces de reparar y mantener la piel joven durante toda su vida.