¿Qué alimentos se pueden congelar?

congelar alimentos

Para conseguir una alimentación equilibrada es clave una buena organización. Al menos, según mi experiencia. En nuestro caso, intento planificar las comidas de la semana (incluyendo el tentempié de media mañana y la merienda) durante el fin de semana anterior. De este modo, me aseguro de que comamos de forma equilibrada y saludable, compremos solo lo necesario (y en consecuencia, evitemos gastar de más y, lo más importante, tirar comida) y nos ahorremos correr al súper entre semana.

Luego, los domingos, aprovecho para cocinar todo aquello que puedo dejar preparado de antemano. Muchas veces, ya que me pongo, hago raciones de más que congelo para aquellos días en los que la planificación falla, hay cualquier imprevisto o, simplemente, no nos apetece cocinar. También, aprovecho cuando vamos a la pescadería y la panadería que más nos gustan para comprar y congelar pescado y pan para al menos dos o tres semanas.

Pero, ¿se pueden congelar todos los alimentos? Lo cierto es que la mayoría, sí. Pero también es verdad que muchos de ellos pierden algo de sabor y textura. Entre los alimentos que no se pueden congelar destacan el huevo, las patatas y guisos que las contengan, alimentos ricos en grasa (nata, mayonesa, etc.), las verduras para ensalada (lechuga, tomate, pepino, cebolla, etc.), el arroz o los alimentos fritos. En el caso de la pasta, aunque en principio no se debería congelar, nosotros sí congelamos la pasta fresca artesana.

El resto, con excepciones puntuales, sí se puede. En nuestro caso, como os decía, los alimentos que más congelamos son los siguientes. Los tiempos de almacenamiento recomendados son una estimación a nivel de calidad.

  • Pan: En el caso del pan, es mejor conservarlo a temperatura ambiente o directamente en el congelador, donde lo podemos tener perfectamente durante unos tres meses. Si el pan es de calidad, al descongelarlo directamente en el horno o en la tostadora, queda prácticamente igual que recién hecho. Esto no sirve para las barras de pan antiguas o el típico pan ‘chicle’ 😉 , que no sabrán a nada y se romperán a la que intentéis descongelarlos. A mí me resulta más práctico congelar el pan ya cortado (así podéis sacar solo aquellas rebanadas que os vayáis a comer) y esperar a que se enfríe un poco antes de meterlo en el congelador. Si lo congeláis cuando el pan aun está caliente, las rebanadas se pegan y luego es difícil separarlas sin romperlas.
  • Pescado: Intento comer salmón al menos una vez por semana. Este hábito formaba parte de la dieta que me hizo mi médico para subir los niveles de vitamina D, junto a otros pescados azules, lácteos y alimentos fortificados. Como me fue muy bien y en seguida obtuve mejoría (en otoño e invierno, sin embargo, recurro puntualmente a los suplementos nutricionales, si es necesario), es una pauta de alimentación que intento mantener. Así, cuando voy a la pescadería, aprovecho para comprar bastante cantidad de salmón (en rodajas o filetes) que limpio y congelo al llegar a casa. También lo hago con otros pescados blancos (lenguado, merluza, rape, etc.), sobre todo si están a buen precio, así como con los calamares, cuya temporada aquí es en septiembre y octubre. En el caso del pescado azul, pueden conservarse en el congelador unos 2 o 3 meses; mientras que el pescado blanco y los calamares podemos guardarlos hasta unos 6 meses. Congelar pescado es una buena estrategia para asegurarnos de que comemos un mínimo de raciones de este grupo de alimentos.
  • Carne: Al igual que con el pescado, también podemos congelar carne de todo tipo: de ternera, cerdo, pollo, cordero, conejo… Si no podéis ir a menudo al mercado, vale la pena aprovechar para comprar carne de calidad y congelarla en casa. Los bistecs de ternera pueden conservarse en el congelador hasta 1 año, al igual que la carne para asar. En el caso del pollo, si es en filetes o muslos, unos 9 meses; mientras que el tocino, las salchichas y las hamburguesas no deberían estar más de 1 mes en el congelador.
  • Embutido: También podemos congelar embutido. De hecho, podemos tenerlo en el congelador alrededor de dos meses. Aunque cada vez como menos, en casa normalmente congelamos el jamón dulce y el pavo.
  • Verduras: Me encantan las cremas de verduras. De calabacín, calabaza, zanahoria, coliflor, bróculi… Sobre todo, ahora en otoño e invierno. Por eso, casi siempre las preparo en grandes cantidades para poder tener raciones de más que congelar. Si os gusta añadir a las cremas o los purés un quesito, crema de leche o un poco de yogur, es mejor que los congeléis ‘sin’. Es decir, es preferible congelar solo la crema de verduras y, una vez descongelada, añadirle estos ingredientes más grasos al calentarla. Para congelar verduras, es recomendable escaldarlas en agua hirviendo para disminuir o detener la acción de las enzimas, para que así dejen de madurar y evitemos la pérdida de sabor y color. Si nos saltamos este paso, las enzimas de las verduras pueden seguir activas en el congelador y, con el paso del tiempo, pueden decolorarse o endurecerse.
  • Fruta: En el caso de la fruta, solo congelo aquellas piezas que veo que no nos vamos a comer y que no quiero que se echen a perder. Por ejemplo, nos pasa mucho con los plátanos. Si veo un plátano que empieza a ponerse negro, lo corto a trocitos y lo congelo. Después, lo utilizo para batidos de fruta.

También, a veces, congelo sobras de algún guiso que haya podido preparar. Si es el caso, tenemos alrededor de 3 meses para poder comerlas.

Eso sí, para congelar alimentos de forma adecuada es importante que el congelador esté a unos -18º C y utilizar envases adecuados para ello. Si vamos a mantener los alimentos en su envase original por más de dos meses, se recomienda cubrirlos con papel de aluminio hermético resistente o papel y bolsas para congelador. También es importante indicar con una etiqueta el contenido y la fecha de congelación.

Como os explicamos en el post Cómo organizar la nevera de este blog de salud, a mí me gusta utilizar tuppers herméticos de vidrio o masón jars, aunque reconozco que muchas veces sucumbo a las bolsas de congelar por practicidad. Es aconsejable, en general, congelar los alimentos lo más rápido posible.

Para descongelar alimentos de forma óptima, es recomendable hacerlo progresivamente, en el frigorífico o en temperatura ambiente. Mi truco es, por la noche, poner en la nevera la crema, el pescado o la carne que nos vayamos a comer el día siguiente para cenar. Normalmente, al mediodía, si no comemos en casa, intentamos prepar tuppers con alimentos frescos (tipo ensaladas muy completas, platos combinados, etc.).

Esperamos que estos trucos sobre alimentos y recetas para congelar os sean de utilizad. Nos encantará conocer los vuestros a través de los comentarios.

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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