La mimosa tenuiflora, más conocida como tepezcohuite, es una especie de arbusto oriundo de América. En varios países de este continente tiene una importancia cultural y económica muy destacable. Las naciones indígenas y urbanas de Brasil, por ejemplo, elaboran una bebida llamada jurema a partir de su mezcla con otras plantas. Asimismo, al extracto de su raíz se le atribuyen propiedades como el fortalecimiento del cuero cabelludo y el rejuvenecimiento de la piel. De hecho, en México se conoce al tepezcohuite como el “árbol de la piel”.
Una corteza con grandes propiedades
La corteza del tepezcohuite tiene numerosas propiedades: antimicrobianas, antiinflamatorias, analgésicas y regenerativas. Se ha venido utilizando en la medicina tradicional para cuidar y tratar diversas afecciones de la piel.
- Limpia y activa la reparación celular, mejorando el aspecto general de la piel en caso de sufrir acné, manchas en el rostro y líneas de expresión.
- Promueve la hidratación epitelial. Una buena hidratación hace que los niveles de agua de la piel estén equilibrados y que la barrera protectora se vea más fortalecida y flexible.
- La corteza en polvo se puede utilizar como exfoliante y en forma de mascarilla, dando como resultado una piel suave y aterciopelada.
- El tepezcohuite tiene un alto contenido en taninos, las moléculas útiles para la salud humana, sobre todo por su capacidad de proteger los tejidos frente a los radicales libres. Dichos taninos en la piel actúan con un gran poder astringente y cicatrizante. No es extraño que en la antigüedad fuera usada la corteza en polvo para sanar heridas y quemaduras.
- Y al tener propiedades fungicidas, también se utiliza para tratar el pie de atleta, una infección fúngica en la piel que, por lo general, suele comenzar entre los dedos de los pies.
Mención aparte cabe destacar sus beneficios a la hora de aplicar sobre el cuero cabelludo, fortaleciendo los folículos pilosos, por lo que evita la caída y favorece el crecimiento del cabello.