Adiós a los bastoncillos ‘para los oídos’

Riesgos de utilizar bastoncillos de algodon para retirar la cera de los oidos

Siempre había creído que lo mejor para limpiar los oídos era utilizar lo que yo llamaba equivocadamente ‘bastoncillos para los oídos’ y por ello, lo había integrado como un paso más en mi rutina diaria de higiene personal.

Nunca he tenido ningún susto, pero aun así, era un gesto que me desagradaba porque temía pasarme al introducir el bastoncillo y hacerme daño. Por eso, cuando descubrí el difusor de agua de mar de Audimer me pareció un producto perfecto para alternar con los bastoncillos y conseguir esa sensación de limpieza y frescor que prometen y que en mi caso, conseguían.

No fue hasta que entrevisté al otorrino Francesc Xavier González Compta que descubrí que, en general, no es necesario limpiar ni sacarse la cera de los oídos con bastoncillos, difusores de agua ni cualquier otro método, porque la propia migración de la piel del conducto auditivo ya la expulsa de forma natural hacia fuera. De hecho, tan solo con ponerse bajo la ducha (nunca introduciendo agua directamente en el oído ni mucho menos frotando con jabón) debería ser suficiente para la mayoría.

El doctor González Compta también quiso insistir en que, a pesar de que pueda parecernos un signo de suciedad, el cerumen es una secreción natural que cumple una importante función protectora: evita el crecimiento de gérmenes y, al ser una materia viscosa, atrapa las partículas de polvo y los microorganismos que puedan entrar dentro del conducto auditivo, además de mantenerlo lubricado.

Sin embargo, a mí lo que me convenció para cambiar este hábito definitivamente fue descubrir que cuanto más limpiemos el oído, más cera se va a producir. Esto se debe a que el propio hecho de rascar con los bastoncillos actúa como un estímulo en las glándulas que producen el cerumen, por lo que se crea un círculo vicioso difícil de romper, porque cada vez se formará más y por tanto, tendremos más ‘necesidad’ de eliminarla.

También debemos tener en cuenta que el uso cotidiano y sobre todo brusco de los bastoncillos en vez de retirar la cera, puede impactarla hacia dentro del conducto auditivo formando un tapón en el fondo. Es más, el algodón de los bastoncillos puede desprenderse, quedando restos dentro de los oídos que pueden contaminarse o convertirse a su vez en un tapón al mezclarse con la cera. Y cuando esto pasa, el bastoncillo queda expuesto y rasca la piel, pudiendo hacer heridas. Creedme si os digo que sé de alguien a quien el médico le llego a sacar hasta dos algodones de un mismo oído…

Así pues, limpiar los oídos con bastoncillos de algodón (este es su nombre correcto y no ‘bastoncillos para los oídos’) no solo puede llegar a ser contraproducente, sino que puede hacernos visitar al otorrino más veces de las que debiéramos.

Si aun así os resistís a dejar de usarlos, al menos no utilicéis los bastoncillos más finos, ya que al poder introducirlos más adentro, podéis haceros daño sin querer. Los más seguros son los bastoncillos especiales para bebés y niños como estos de Chicco, con tope de seguridad para proteger el tímpano (estrechos por la punta y más anchos en la base).

Bastoncillos de algodón seguros para los oídos de bebés y niños

Respecto a los difusores de agua marina, el doctor González Compta opina que sí son aconsejables en ciertos casos (cuando se utilizan audífonos, por ejemplo), pero en general tampoco son indispensables e igualmente hay que tener cuidado en cómo usarlos, porque al funcionar a presión, también pueden empujar la cera hacia dentro.

En mi caso, utilizaba sobre todo los bastoncillos de algodón para eliminar la sensación de humedad y taponamiento en los oídos al salir de la ducha. Si a vosotros también os pasa, el truco está en coger un pañuelo de papel o un trozo de papel higiénico y con el dedo ponerlo en la abertura del oído para que éste absorba el agua.

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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4 Responses

  1. Eudice dice:

    Su nombre correcto es «hisopo». Tienen muchos otros usos. Saludos.

  2. Claso dice:

    ¡Un artículo excepcional Rosa! Por suerte, poco a poco la sociedad se va concienciando de lo perjudicial del uso de estos productos.
    Un saludo

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