Carne roja ¿Sí o no?

Carne roja cantidad recomendada sanitum

No me apasiona la carne. Únicamente la como en mi intento por seguir una dieta lo más equilibrada posible. Pero lo cierto es que en mi día a día el consumo de carne se reduce básicamente a pollo a la plancha y alguna vez lomo de cerdo y hamburgesa de ternera. Todo lo contrario me pasa con los embutidos. Me encantan, al igual que los patés y el foie.

En un reportaje que hice sobre dietas restrictivas tuve la oportunidad de entrevistar al doctor Carlos Alberto González, miembro del Programa de Investigación en Epidemiología del Cáncer del Instituto Catalán de Oncología. Una eminencia que ha participado en diferentes estudios en los que se ha relacionado el consumo en exceso de carne roja y procesada con una mayor probabilidad de desarrollar un cáncer colorrectal, de estómago y esófago.

En estos estudios se señalan como posibles culpables a las nitrosaminas, unas sustancias que pueden estar ya preformadas en los alimentos o formarse una vez en nuestro organismo y que han demostrado causar tumores en experimentos realizados con animales. Las carnes procesadas y los productos curados y ahumados, como los embutidos, el bacon, los frankfurt, las salchichas o las hamburguesas ya preparadas son fuentes de nitrosaminas preformadas, mientras que la carne roja las produciría una vez ingerida.

En el caso de la carne, además, si tenemos en cuenta que generalmente la cocinamos a la plancha en altas temperaturas, a la barbacoa o frita (cuando la carne queda sumergida en aceite), estamos añadiéndole más sustancias cancerígenas que se producen con este tipo de cocciones.

Datos como estos deberían hacernos replantear qué peso tienen este tipo de alimentos en nuestra dieta. De hecho, España es, según el epidemiólogo, uno de los países de mayor consumo de carne roja y procesada, pudiendo llegar a los más de 300 gramos diarios. Un cantidad muy exagerada si tenemos en cuenta que se recomienda no pasar de los 70 gramos al día (unos 500 gramos semanales), de los cuales los embutidos no deberían suponer más de 30 gramos (unas 2-3 lonchas de jamón, por ejemplo).

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Como referencia, un bistec que ocupe, a lo largo, casi todo un plato puede pesar unos 200 gramos aproximadamente, por lo que ya estaríamos superando casi por 3 la recomendación de 70 gramos diaria.

En el caso del lomo de cerdo (el cerdo y el cordero también se consideran carnes rojas), con un solo trozo cortado finito ya nos estamos comiendo unos 80-90 gramos.

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Además, no debemos olvidar que las grasas saturadas presentes en la carne y los productos cárnicos están directamente relacionadas con la obesidad, que a su vez aumenta las posibilidades de desarrollar problemas cardiovasculares o diabetes.

¿Qué hacemos entonces? ¿Es mejor eliminar del todo estos alimentos de nuestra dieta? La respuesta es no. Según el doctor González, se debe reducir su consumo a las cantidades aconsejadas sin necesidad de llegar a suprimirla del todo. Es decir, se puede seguir disfrutando de esta, pero con moderación. Además, los amantes de la carne tenéis una buena excusa para seguir comiéndola, porque también es cierto que contiene importantes niveles de proteínas, vitaminas, minerales y micronutrientes. Eso sí, si sois muy carnívoros, aseguraos al menos de tomar alimentos ricos en vitamina C, vitamina E y polifenoles (sobre todo los días que os paséis con las cantidades), ya que inhiben la formación de las nitrosaminas.

No obstante, en la medida de lo posible, intentad sustituir algunos de vuestros platos de carne roja semanales por legumbres, carne blanca (como la de pollo o conejo, que además es más barata) o pescado.

Para reducir la cantidad de embutido, que al menos yo consumía prácticamente a diario con el bocadillo del desayuno, la clave está también en ir variando. Os podéis preparar bocadillos de queso o atún y también alternarlos con lácteos, fruta, cereales… Y si os pasa como a mí, que os lanzáis al fuet mientras cocináis, guardadlo donde no tengáis la tentación tan al alcance. 😉

Personalmente, no he tenido que esforzarme en reducir las comidas que incluyeran carne roja, porque antes de entrevistar al doctor Carlos Alberto González la verdad es que ya comía poca. Con los embutidos, al pasar parte del tiempo en Estados Unidos, donde el embutido es escaso, caro y no tan bueno, me ha hecho ser más creativa y ahora intento desayunar cada día algo diferente.

Cuando estoy en Barcelona, si me como un buen bocadillo de jamón o longaniza en el desayuno, lo que intento es evitar la carne roja en la comida o la cena para no pasarme. Y si hay días en que me paso con las cantidades, intento tomar después naranjas, kiwis, fresas o cualquier fruta rica en vitamina C y cuidar más la alimentación esa semana.

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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