Algunos especialistas están de acuerdo en afirmar que las actitudes externas esconden, a su vez, una actitud interna. Es decir, todo problema emocional genera un síntoma físico. Por lo tanto, es importante atender a esta doble vertiente para curar aquellos dolores que solo se consideran físicos en apariencia. Una serie de estudios realizados por la psicóloga Susanne Babbel, que encontraréis en el siguiente enlace, indican una estrecha relación entre los dolores crónicos y las situaciones de estrés y problemas emocionales.
DOLORES DE ESPALDA
La falta de apoyo emocional, junto a las emociones y sentimientos reprimidos devienen en enfermedades relacionadas con el dolor lumbar y la columna. De hecho, la columna en sí misma viene a representar el soporte vertical. Se trata del verdadero eje del cuerpo humano que aguanta toda la estructura del mismo, incluido su peso correspondiente. La espalda viene a simbolizar todo lo que soportamos a lo largo de la vida, en especial aquellas decisiones que nos asaltan perturbando el equilibrio. Cuando las emociones se retienen dentro, crean tensiones en diferentes partes, especialmente en hombros y espalda.
Los dolores en las distintas zonas de la espalda se pueden vincular a las siguientes emociones:
- Dolor en la zona de las cervicales: flexibilidad ante los cambios.
- Zona del cuello: negación e inflexibilidad.
- Zona media de la espalda: sensación de cargas en la vida, no solo la de uno mismo, sino también la de los demás.
DOLORES EN CODOS
Falta de flexibilidad y problemas a menudo relacionados con el poco reconocimiento en el trabajo y por el esfuerzo realizado. De aquí, por ejemplo, proceden las expresiones “hincar los codos” o “romperse los codos”. O lo que es lo mismo, realizar un esfuerzo muy grande de cara a un objetivo concreto. Si el codo nos duele, la experiencia emocional nos dice que dicho esfuerzo no ha servido para nada.
DOLORES EN CADERAS
Temor al cambio o a hacer decisiones. La cadera simboliza el miedo. Ese sentimiento que nos anula y paraliza, bloqueándonos ante el desafío que suponen los nuevos retos. Recordemos que la cadera es la articulación fundamental que nos mantiene en pie y nos facilita el caminar. Asimismo, su cercanía a los órganos genitales y sexuales nos indica una serie de problemas relacionados con lo pasional y amoroso.
DOLOR DE HOMBROS
Carga emocional excesiva, tal y como se aprecia en las expresiones “llevar la carga sobre los hombros” o “llevar sobres los hombros el peso del mundo”. Y además denota que encontramos resistencia y todo tipo de oposiciones exteriores que nos frenan constantemente. En resumen, la creencia que todo lo que nos rodea está en nuestra contra. Cuanto más cargados nos sintamos, más posibilidades hay de generar dolor en esta parte de nuestro cuerpo.
DOLOR EN LAS MANOS
Falta de amistades. De aquí procede la expresión “contar los amigos con los dedos de una mano”. El ritmo de vida actual, que nos viene impuesto, puede provocar un distanciamiento de nuestros amigos. Un dolor de manos es la traslación de esa falta de lazos emocionales con los demás. Y no es que seamos asociales. Es mejor tener amistades sólidas a estar siempre rodeados de multitudes. El secreto está en el equilibrio emocional que nos proporciona el verdadero significado de la amistad.
DOLOR EN LAS PIERNAS
Estrés y celos, pero también estas molestias están relacionadas con la dificultad de avanzar. No en el sentido estricto, más bien se refiere a la sensación de estancamiento y a la dificultad de relacionarnos con nuestro entorno. Si ese dolor irradia a los pies, nos da una señal temprana de depresión, vinculada a la preocupación subyacente sobre problemas específicos. Las piernas y los pies son fundamentales en la estabilidad de nuestro cuerpo. De alguna manera, los problemas emocionales frenan el movimiento natural.
