No me entusiasman los refrescos y no los compro desde hace tiempo. Aun así, cuando los tomaba más a menudo, me decantaba por las versiones light o sin calorías para evitar un extra de azúcar y reducir el aporte calórico. Pero, ¿son estas opciones mejores para nuestra salud que los refrescos clásicos?
Hace un tiempo leí este artículo de la Universidad de Harvard sobre los supuestos beneficios de los edulcorantes artificiales respecto al azúcar y tenía ganas de compartirlo en este blog de alimentación y vida sana.
Aunque las investigaciones sobre este tema no han sido concluyentes, parece ser que los refrescos endulzados con edulcorantes artificiales no supondrían un sustituto más saludable a los refrescos con azúcar. Hay estudios que sí apuntan que podrían reducir el consumo de calorías y promover la perdida de peso o su mantenimiento, pero otros no demuestran ningún beneficio e alguno incluso ha sugerido que podrían favorecer el aumento de peso. También hay artículos que relacionan el consumo tanto de los refrescos con azúcar como los que contienen edulcorantes artificiales con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Hay un aspecto muy curioso respecto a estos edulcorantes artificiales y es cómo parecen afectar de forma diferente al azúcar a nuestro cerebro y a su capacidad de ‘medir’ cuantas calorías estamos consumiendo.
Parece ser que, mientras que el azúcar activa zonas del cerebro que nos proporcionan una sensación de placer y bienestar, los edulcorantes artificiales no consiguen satisfacer totalmente nuestro deseo de dulce, por lo que nos harían seguir ansiando más alimentos y bebidas endulzados y, en consecuencia, comerlos en mayor cantidad y acabar sumando un exceso más importante de calorías. Es decir, nuestro cerebro parece diferenciar entre la ingesta de alimentos y bebidas dulces con calorías y los que aportan poco o ninguna. El problema es que con estos últimos no acabamos de satisfacerlo y nos pide más.
Asimismo, debemos tener en cuenta que los edulcorantes artificiales son mucho más dulces que el azúcar, por lo que podrían potenciar aun más las ansias y la dependencia por los alimentos y bebidas azucarados. De hecho, está comprobado que la exposición continuada a un sabor, hace que nuestro cerebro lo acabe prefiriendo y lo reclame.
De este modo, si sois de los que bebéis a menudo refrescos light o sin calorías pensando que son el sustituto sano de los refrescos, ya veis que no es así…
Además, edulcorantes como el aspartame (presente en la mayoría de los refrescos sin azúcar) ha estado siempre envuelto en polémicas sobre sus posibles efectos secundarios para la salud.
Más allá del aspartame, otros edulcorantes artificiales son el Acesulfame-K, la sacarina, la sucralosa, el neotame o el advantame.
