Durante el primer año de vida de tu bebé es el momento para sentar las bases de la educación alimentaria. De hecho, a partir de los 12 meses tu hijo ya empieza a observar el comportamiento de sus padres y hermanos en la mesa, por lo que es un buen momento para que prediquéis con el ejemplo.
Otro consejo clave para conseguir los mejores resultados es establecer rutinas en sus horarios alimentarios para evitar cansancio e irritabilidad, que sólo supondrán que no coma correctamente.
Tu hijo necesita hacer cuatro comidas al día para alimentarse correctamente: un desayuno que le aportará la energía necesaria para empezar el día, comida y cena como comidas más importantes, y una merienda más ligera.
En principio, si estas comidas son equilibradas tu bebé no tiene por qué tener hambre entre horas. Pero si alguna vez se produce el caso se le puede dar un yogur o un zumo de frutas natural, por ejemplo.
A medida que vaya creciendo, la mejor manera de inculcar hábitos saludables a tu hijo es involucrarlo en su alimentación y que os ayude en la elaboración de algunos platos o en poner la mesa. También dar un toque de imaginación a algunos platos que en un principio pueden no ser de su agrado.