Hay hábitos que es mejor hacer con el estómago vacío o no muy lleno. Dormir, por ejemplo. De hecho, los expertos recomiendan cenar al menos tres horas antes de ir a la cama. Estudiar o trabajar también es otra cosa que es mejor no hacer después de una comilona, ya que el ataque de sueño puede ser irrefrenable. Lo mismo sirve, si tenemos que coger el coche.
Sin embargo, hay cosas que no deberíamos hacer con el estómago vacío, porque van en contra de nuestra salud. Os detallamos las más destacadas.
Beber té o café
Hay días en los que me levanto sin nada de hambre y lo único que me apetece es mi café con leche bien calentito. No obstante, me esfuerzo por intentar desayunar bien a primera hora y retrasar un poco la hora del café, hasta pasadas las 9 de la mañana (os explico el porqué aquí). Aun así, os confieso que por falta de hambre o las prisas, hay veces que sigo saliendo de casa después de haber tomado tan solo un café. El problema está en que beber café con el estómago vacío puede incrementar la acidez de nuestro estómago, lo que se traduce fácilmente en ardor y malestar digestivo a lo largo del día.
Si sois más de té, también deberías tomarlo después de comer un poco, ya que puede suprimir la secreción de los jugos gástricos, puede afectar negativamente en la absorción de los nutrientes que ingeríamos posteriormente y reducir nuestra sensación de apetito.
Beber un zumo de naranja
Os he comentado más de una vez que me gusta empezar el día con un zumo de naranja recién exprimido. Pero en este caso, si lo tomo, siempre lo hago acompañándolo de tostadas o un bocadillo. Si bien es cierto que, en ciertas personas, beber un zumo de naranja en ayunas puede ser un estímulo para evitar el estreñimiento, en otras puede provocar un vaciamiento brusco de la vesícula biliar, provocando molestias como náuseas o pesadez abdominal. Yo intuyo que soy de este último grupo, porque el zumo ‘a palo seco’ no me sienta nada bien.
Tomar medicamentos
A pesar de que algunos medicamentos se deben tomar con el estómago vacío o justo antes de comer, la mayoría de ellos es mejor tomarlos mientras comemos o justo después. La aspirina o el ibuprofeno, por ejemplo, es mejor tomarlos con el estómago lleno para prevenir la irritación del estómago, problemas digestivos e incluso úlceras. En otros casos, es mejor acompañarlos con comida para evitar vómitos o náuseas (si estos pueden ser efectos secundarios de la medicación) o para ayudar a nuestro organismo a absorber mejor el fármaco.
Hacer ejercicio
Hubo una época en la que me gustaba levantarme muy pronto, bajar al gimnasio (está justo debajo de nuestra casa) y hacer unos 10-15 minutos de elíptica de forma suave. Me ayudaba a cargarme de energía para empezar bien el día y despejar la mente. Después me duchaba y me preparaba un buen desayuno. Me lo había recomendado un experto en fitness. Un día decidí hacer lo mismo, pero probé con una clase de pilates…. y tuve que parar, porque tenía miedo de acabar desmayándome. Además, el cansancio y las agujetas que tuve los días siguientes fueron épicas. Lo cierto es que nuestro organismo puede soportar el ejercicio suave en ayunas, además de que ‘podría’ tener algunos beneficios (aunque hay mucha controversia al respecto…). Pero hacer ejercicio de moderado a intenso sin haber comido puede hacer que acabemos agotando los depósitos de glucógeno, quememos músculo y se vean incrementados algunos factores de riesgo cardiovascular. Y diferentes estudios han probado, además, que no es efectivo para quemar grasa.
Consumir alcohol
Beber alcohol con el estómago vacío hace que este pase rápidamente a nuestro torrente sanguíneo y se expanda por todo nuestro cuerpo, haciendo que los vasos sanguíneos se expandan. Esto puede causar una disminución temporal de nuestro pulso y nuestra presión sanguínea.
Viajar
Viajar sin haber comido nada de nada también puede contribuir a que nos sintamos mareados. Hace un tiempo vi un reportaje por televisión en el que decían que los alimentos salados o snacks eran muy efectivos para evitar el mareo que podemos sentir al viajar en barco o avión. De hecho, en muchos vuelos de larga distancia lo primero que sirven las azafatas o los auxiliares de vuelo es una bolsita con cacahuetes o galletitas saladas. Por el contrario, antes de viajar se aconseja evitar alimentos que puedan producir gases como el brócoli, la coliflor o las coles de bruselas.
Ir a comprar
Ir al supermercado con hambre es lo peor que podemos hacer si queremos volver a casa con opciones saludables… Diferentes estudios han probado que, cuando estamos hambrientos, tendemos a escoger alimentos más grasos, dulces o procesados.
