Consejos para un vuelo saludable

Consejos para un vuelo saludable por Sanitum

El último año y medio he hecho muchos vuelos largos en poco tiempo y en cada uno de ellos he ido aprendiendo trucos para hacer el viaje más llevadero, controlar el miedo a volar – esto con altibajos – y evitar en la medida de lo posible el jet lag.

Pero hoy os quiero hablar de cómo tener un vuelo lo más saludable posible, sobre todo si es de larga distancia o viajáis en avión de forma frecuente. Son consejos que he ido recopilando de diferentes expertos y que me gustaría haber encontrado antes de empezar mi periplo aéreo. Espero que os sirvan y… ¡buen vuelo!

  • Ponte mucha crema. El día del vuelo, embadúrnate bien con crema hidratante. La falta de humedad en el avión hace que la piel se reseque mucho y la puedas notar más tirante y áspera. A mi me pasa sobre todo en las manos, los labios y la cara, por lo que siempre viajo en el bolso con crema de manos, cacao y un spray de agua termal, que también va muy bien para refrescarse. Me gusta mucho tanto el agua termal de Avène como el de Uriage y ambos están disponibles en formato viaje.
  • Vístete con ropa holgada. No solo irás más cómodo/a, la ropa ajustada dificulta la circulación sanguínea y linfática. Y esto, sumado a las condiciones propias del vuelo, hará que retengas líquidos y se te hinchen fácilmente las piernas.
  • No te pongas tacones. Tengo muchas amigas que suben al avión con botas o zapatos de tacón por falta de espacio en la maleta o por no arriesgarse a tener que pagar sobrepeso. No es una buena idea… Al igual que la ropa, cualquier calzado que nos apriete boicotea nuestra circulación y hará que se nos hinchen más los pies. Yo siempre viajo con las zapatillas deportivas más cómodas que tengo y me descalzo una vez sentada (me pongo unos calcetines nuevos y que no aprieten). Una vez viajé con botines y se me hincharon tanto los pies, que al aterrizar no podía ni entrármelos.
  • Abrígate, aunque sea verano. Esto depende mucho del termostato interno de cada persona, pero yo… ¡me congelo! Da igual que sea verano y haga mucho calor, el aire acondicionado del avión está siempre a tope. Así que pon en el bolso o la mochila una sudadera, un pañuelo para el cuello y como decía, unos calcetines bien gruesos. Las compañías aéreas te dan una manta en los viajes largos, pero créeme: si eres friolero/a, no va a servirte de mucho.
  • Quítate las lentillas. Nada de volar con lentes de contacto. Guárdalas en el estuche y ponte las gafas. El ambiente seco del avión reseca mucho los ojos y seguro que en algún momento u otro te vas a dormir. Así que evita complicaciones y quítatelas antes de entrar. Si normalmente usas lágrima artificial (si eres usuario de lentillas, deberías), ponte gotas cada vez que vayas al baño, así evitarás la sensación de ‘ojo seco’. Yo uso estas de Hyabak, de los Laboratorios Thea, por recomendación de mi oftalmólogo. Alivian prácticamente de inmediato, no llevan conservantes (por lo que puedes aplicarlas siempre que lo necesites) y se pueden utilizar con cualquier tipo de lentes de contacto. Se venden en farmacias sin necesidad de receta médica, pero debe ser tu oftalmólogo quien te recomiende las más adecuadas para ti.
  • Almohada de viaje, ¿sí o no? Según mi experiencia, solo si vas ligero/a de equipaje de mano. Las que mejor me han ido son las de espuma, pero no puedes deshincharlas y ocupan bastante espacio. Si viajo sin almohada, este es mi truco: una vez sentada, giro hacia adentro los dos extremos del cabezal del asiento de manera que la cabeza queda encajada y así no voy dando bandazos. El cojín que te da la compañía, lo coloco siempre en las lumbares porque tengo la espalda bastante arqueada.
  • Muévete todo lo que puedas. Una vez localizada la puerta de tu vuelo, pasea por la terminal del aeropuerto hasta el momento del embarque (también en las escalas). Piensa que cuando entres en el avión, vas a pasar muchas horas sentado/a. Ya en pleno vuelo, evita cruzar las piernas o doblarlas mucho y oblígate a caminar por el pasillo al menos cada dos horas, siempre que esté apagada la luz del cinturón de seguridad. También hay ejercicios y estiramientos que puedes hacer mientras estás sentado. Búscalos en la revista de la compañía (normalmente están hacia el final) o en la pantalla de tu asiento. Piensa que la movilidad en el avión es reducida y, además, la sequedad del aire hace que la sangre esté más concentrada. Todo ello puede hacer que se forme un trombo (un coágulo de sangre) en las piernas, lo que se conoce popularmente como ‘síndrome de la clase turista’. Es una posibilidad escasa, pero tampoco debe menospreciarse. Es más, se recomienda que las personas con alto riesgo utilicen medias compresivas hasta las rodillas. Los factores de riesgo son: tener una alteración congénita de coagulación, alguna enfermedad importante, edad avanzada, varices, antecedentes personales de trombosis, tomar pastillas anticonceptivas, seguir terapias hormonales, el embarazo, la obesidad o un traumatismo o una cirugía reciente.
  • Come ligero y bebe mucha agua. Seguro que estamos todos de acuerdo en que la comida del avión no es la mejor que hayamos probado. Además, parece ser que la combinación de baja presión y sequedad modifica nuestra percepción de los sabores. Yo intento evitar todo lo que lleve salsas (no me sientan bien) y atiborrarme a galletitas saladas y chocolatinas, es decir, comer tan solo para matar el aburrimiento o por ansiedad. Si voy con tiempo, prefiero tomar algo antes de subir al avión. Otra opción es llevar una barrita energética por si acaso. En lo que sí soy muy generosa es con la bebida. Mucho más desde que leí en la revista de American Airlines un artículo en el que recomendaban beber agua o una bebida no alcohólica cada vez que los auxiliares de vuelo nos lo ofrecieran por dos razones: nos mantiene hidratados, lo que puede contribuir a evitar la formación de un trombo, y hará que tengas que moverte más (necesitarás ir al baño más veces), lo que también es una medida de prevención.
  • En el aire también rechinas los dientes. Esto es así. Si sufres de bruxismo (aprietas o rechinas los dientes) déjate de manías y ponte la férula de descarga. Me lo dice siempre mi odontólogo, pero reconozco que no siempre le hago caso…
  • No te automediques. Si tienes miedo a volar, te cuesta descansar en el avión o sufres mucho el jet lag, coméntaselo a tu médico. No tomes pastillas por tu cuenta o por recomendación de un amigo, por muy bien que le vayan a él.

Además de estas recomendaciones para tener un vuelo lo más saludable posible, no os podéis perder los 20 imprescindibles para viajar en avión de mi compañera Sonia Martínez en el blog de moda, belleza y estilos de vida Trends & Fashion. No solo encontraréis consejos prácticos para los vuelos transoceánicos, sino también trucos para hacer que las largas horas de viaje sean mucho más llevaderas.

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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