Cómo cuidar la piel en la menopausia

Menopausia y piel

Hoy, 18 de octubre, es el Día Mundial de la Menopausia, una celebración que pretende concienciar a la población de todos los cambios (muchos de ellos, bruscos) que se producen en esta etapa de la vida de las mujeres.

A pesar de que, hoy en día, las mujeres de entre 45 y 55 años (cuando se produce en la mayoría de los casos la menopausia) nos encontramos en ‘la flor de la vida’, el cese de la menstruación es, de alguna forma, un indicador del proceso de envejecimiento.

Por este motivo, la adecuada vivencia de esta etapa, tanto física como psíquicamente, tiene mucha importancia para las mujeres. Sobre todo, porque muchas veces coincide con un momento vital de muchos cambios e inquietudes que pueden acentuar otros trastornos comunes en este periodo (ansiedad, alteraciones del sueño, disminución de la líbido, etc.).

Algunos de los cambios más bruscos de la menopausia tienen consecuencias visibles en la piel, el cabello, las uñas y las mucosas y pueden afectar al bienestar y la autoestima de las mujeres, sobre todo en la etapa postmenopausia y la senectud (a partir de los 65 años).

Por ello, desde este blog de salud, queremos aprovechar la ocasión para explicar qué relación hay entre menopausia y piel y cómo debemos cuidarla incluso antes de que comiencen a manifestarse los cambios endocrinos premonitorios de la menopausia. Son consejos de la dermatóloga Aurora Guerra, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología.

Pero, primero de todo, es importante conocer qué cambios se producen en la menopausia a nivel dermatológico. Son los siguientes:

  • La piel produce menos grasa y sudor, reduce parcialmente su temperatura, aumenta su permeabilidad y reactividad vascular, se acorta el espesor de la dermis y la epidermis y se produce un descenso del colágeno cutáneo y, por tanto, un envejecimiento global de la piel. Así pues, la piel se vuelve más seca, más escamosa, más frágil y menos elástica. De ahí que aparezcan más arrugas, flacidez, sequedad, rojeces, etc.
  • Las mucosas pierden su grado de humedad, pudiendo generar incomodidad y molestias. Esto es todavía un tema muy tabú entre las mujeres, porque se traduce sobre todo en sequedad vaginal. Afortunadamente, cada vez hay más información y se habla más de ello.
  • Las uñas crecen más lentamente, se hacen más frágiles, y con facilidad aparecen estrías y surcos en su superficie.
  • El vello en general, y sobre todo el de las axilas y el del pubis disminuye, pudiendo llegar a menos de la mitad de la densidad previa.
  • Por el contrario, en muchas mujeres se produce un aumento del vello en la zona de la barba y del bigote.
  • El ciclo del cabello se reduce, resultando un pelo cada vez más fino y más corto, que da lugar a cierto grado de alopecia de forma similar a la que se presenta en los hombres.

Y, lo más importante, ¿qué podemos hacer para prevenir y/o tratar todas estas alteraciones? La doctora Aurora Guerra incide en estos tres factores:

  • Tratamientos cosméticos. Algunos tratamientos tópicos como el ácido retinóico, el ácido glicólico y la vitamina C aumentan la tasa de colágeno cutáneo y revierten algunos de los cambios cutáneos producidos durante el climaterio o perimenopausia (periodo anterior y posterior a la menopausia). También existen tratamientos dermoestéticos que pueden prevenir y mejorar los signos de envejecimiento en la piel.
  • Ejercicio físico. La actividad física es una medida saludable en general para todas las edades, pero especialmente en la menopausia. De hecho, un trabajo realizado en España sobre mujeres perimenopáusicas y post-menopáusicas valoró la repercusión positiva del ejercicio físico moderado sobre la capacidad para actuar contra los radicales libres (moléculas implicadas en el proceso de envejecimiento).
  • Ocio activo. Del mismo modo, un estudio más amplio sobre mujeres peri y post menopausias descubrió que aquellas mujeres con una educación más elevada, que hacían ejercicio de forma habitual y que dedicaban parte de su tiempo libre para actividades creativas, tenían menos síntomas que las que no cumplían estos requisitos.

Cabe recordar que el envejecimiento es fruto de tres componentes que se interrelacionan y actúan de forma simultánea. Uno es el cronológico, dado que probablemente existe una programación genética, a modo de reloj biológico, situada en cada célula o en un lugar central como puede ser el cerebro. Este envejecimiento es intrínseco, gradual e inevitable. Otro es el endocrino, que con las hormonas regula los cambios del organismo de una forma brusca en la mujer con la llegada de la menopausia, y más lenta en el hombre pero igualmente involutiva. Y por último, está el factor ambiental o extrínseco, como la exposición a la radiación ultravioleta, el tabaco y a otras agresiones externas que modifican los componentes anteriores. Así pues, no todo está escrito. Y por ello, desde Sanitum os seguiremos informando de todo aquello que puede ayudarnos a retrasar el envejecimiento y a tener una mejor calidad de vida 😉 .

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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