La verdad es que yo no soy muy de chanclas. Ni de sandalias que dejen el talón suelto. No me resultan cómodas y, por tanto, las uso solamente para ir a la playa o la piscina.
Sin embargo, no podemos negar que se trata de uno de los calzados estrella del verano y, sobre todo, de las vacaciones. El problema es que este tipo de zapatos tiene algunos riesgos, si los utilizamos más horas de lo necesario.
Al menos, así nos lo cuentan desde Fisioserv, la primera clínica de fisioterapia a domicilio.
* Fascitis plantar. Abusar de las chanclas o de zapatos planos (bailarinas, merceditas, etc) puede ocasionar fascitis plantar, que se caracteriza por una inflamación y degeneración de toda la fascia compuesta por tejido conectivo que va desde el hueso del talón hasta los dedos.
Estas estructuras de las plantas de los pies desarrollan una importante función biomecánica, ya que ayudan a la musculatura a mantener el arco plantar, absorber y transmitir la energía durante el movimiento al resto de la musculatura del miembro inferior. Esta dolencia suele corregirse con una combinación de masaje deportivo y ejercicios diarios.
* Dolores de rodilla, espalda y cadera. Utilizando chanclas, el apoyo al puente del pie es limitado, por lo que su uso frecuente puede producir molestos dolores de espalda, cadera o rodilla.
* Lesiones. El uso prolongado de chanclas puede, además de la fascitis, producir lesiones como, por ejemplo, esguince de tobillo, por la nula sujeción que aportan.
* Rozaduras en los pies. Excederse en el uso de chanclas en verano puede causar abrasiones y ampollas en los pies y en los dedos. Estas heridas abiertas hacen que seamos más susceptible a las infecciones y a los gérmenes.
* Daño solar. Al utilizar chanclas, el pie está expuesto al sol un gran número de horas, lo que hace que nos lo podamos quemar con mucha facilidad. De hecho, según el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), en verano es muy frecuente atender consultas por quemaduras en los pies.
Esto sucede principalmente porque solemos aplicar el protector solar únicamente hasta los tobillos y olvidamos que el sol llega de forma perpendicular a la zona del empeine, por lo que su impacto es mayor.
Además, no hay que olvidar que hay un tipo de cáncer de piel, el melanoma lentiginoso acral, que puede aparece precisamente en el dorso de los pies, en las plantas, en los tobillos y en la región periungueal (alrededor de la uña). Estos pueden variar en su coloración y se presentan desde un tono marrón al negro-azul, aunque también pueden ser amelanóticos (sin color).
* Juanetes: Cuando se utilizan chanclas no se pisa de la manera adecuada, por lo que uno distribuye el peso del pie de manera distinta, sobrecargando zonas que pueden terminar creciendo por sobrecarga de esfuerzo.
¿Qué os parece? ¿Sabías que de estos riesgos de usar chanclas para los pies?
Otra cosa.. ¡Nada de conducir con chanclas! Es muy peligroso, porque los pies pueden resbalarse. Además, os podéis llevar una multa por ello.