Hoy viajamos hasta nuestras antípodas en busca del Leptospermum scoparium, más conocido como el manuka o el árbol de té. Se trata de un arbusto correspondiente a la familia de las Mirtáceas, cuyo crecimiento salvaje se da en el este de Nueva Zelanda, tanto en las costas áridas de la Isla Norte como en la Isla Sur del citado archipiélago. También la podemos encontrar en Tasmania, Victoria y Nueva Gales del Sur en el continente australiano. La Manuka tiene la particularidad de ser una planta de corta floración (seis semanas), por lo que la extracción del polen de sus flores blancas por parte de las abejas resulta limitado.
Su utilización forma parte de la medicina tradicional maorí, como remedio a la hora de paliar la fiebre, enfermedades respiratorias (bronquitis y asma) y con efecto cicatrizante y antiséptico. Tras años de investigaciones se ha averiguado que el principio activo de la miel de Manuka es el compuesto Metilglioxal, un gran agente contra los procesos bacterianos que se pueden producir en nuestro organismo. Los estafilococos, que provocan muchas enfermedades, o incluso otras variantes resistentes a los antibióticos, junto a la bacteria causante de la úlcera de estómago y duodeno, se encuentran entre las bacterias en el área de acción de esta fantástica miel. De momento no se ha encontrado ningún organismo infeccioso que se le resista, incluidos los hongos y los protozoarios, entre muchos otros.
Estas son algunas de las aplicaciones más importantes de la Miel de Manuka:
- Lucha contra las bacterias responsables de la úlcera de estómago y duodeno.
- Cuida nuestro aparato digestivo, previniendo contra la hernia de hiato, la acidez, y otras afecciones.
- Es un potente aliado de nuestro cuidado bucal: previene gingivitis, caries, aftas y los siempre molestos dolores de garganta.
- Actúa como cicatrizante en heridas profundas, o en aquellas que han sido infectadas; también actúa sobre úlceras, eczemas, picaduras de insectos y quemaduras.
- Lucha contra las enfermedades del aparato respiratorio.
Se recomienda tomar dos o tres cucharaditas al día, especialmente antes de las comidas. Su ingesta hace que el organismo de manera natural se deshaga de las bacterias, y, lo que es más importante, poniendo una barrera a posibles nuevas infecciones. Toda una alternativa, que proviene de la naturaleza, a los antibióticos y antisépticos. En definitiva, aunque se trata de un producto caro, merece la pena gracias a sus más que demostrados beneficios.
