Las bayas de Goji son frutas desecadas que se caracterizan por un color rojo intenso y un tamaño similar a las pasas. Se puede decir que su sabor está en un punto intermedio entre los arándonos y las cerezas. Estas bayas son el fruto de dos especies cercanas al espino blanco, dentro de la familia de las solanáceas. Ambas plantas son nativas de Asia, por lo que son usadas habitualmente en la cocina internacional y en la medicina tradicional de China, Corea, Vietnam y Japón. Con la llegada del siglo XXI las bayas de Goji se han vuelto bastante comunes en occidente, sobre todo como suplementos alimenticios y en la medicina alternativa.
Las bayas de Goji son excepcionalmente nutritivas y han sido sometidas a completos estudios de carácter científico. Según el Instituto de Investigación en Nutrición de Beijing (China) estas frutas son ricas en:
- Ácidos grasos Omega 3 y Omega 6, esenciales para la producción de hormonas, el buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso en general.
- Aminoácidos con un alto contenido proteínico. Sirven para la producción de enzimas, hormonas y anticuerpos para reforzar el sistema inmune, además de ser intermediarios fundamentales para el metabolismo de las células.
- Betaína, una sustancia utilizada por el hígado para producir colina, esencial en las reacciones desintoxicadoras y para el buen funcionamiento cardiovascular y cerebral. También ayuda a las membranas celulares, a mejorar la memoria y previene el hígado graso.
- Betasitosterol, esterol vegetal con propiedades antiinflamatorias y un gran aliado para reducir los niveles de colesterol, además de tratar casos de impotencia sexual y de hiperplasia benigna de próstata.
- Carotenoides, un pigmento soluble en grasa, cuyo papel es fundamental en la actividad de la vitamina A.
- Ciperona, un sesquiterpeno usado en tratamientos de cáncer de cerviz o cuello uterino; además de propiedades beneficiosas para el corazón, la presión sanguínea y los problemas menstruales.
- Fisalina, compuesto natural que mejora el sistema inmune, y con demostrada efectividad en el tratamiento de leucemia, hepatitis B y algunos tipos de cáncer.
- Luteína y Zeaxantina, flavonoides importantes para el cuidado de los ojos (degeneración macular y cataratas) y, en concreto, para la mejora de la agudeza visual (incluida la visión nocturna).
- Oligoelementos minerales, siendo los más significativos el zinc y el hierro. Estas bayas aportan 20 veces más minerales que las uvas y las espinacas, por poner tan solo un ejemplo de su versatilidad. Estos elementos han mejorado el tratamiento de cánceres de hígado, pulmón, útero y testículos.
- Solaventivona, un potente agente fungicida y antiviral.
- Superóxidos dismutasa y fenilpropanoides, inhibidores del cáncer y el envejecimiento.
- Vitaminas del complejo B (B1, B2 y B6), muy efectivas para aumentar el número de glóbulos blancos y para la protección del hígado y el alivio de la hipertensión arterial.
