A partir de los 8 meses tu pediatra ya te indicará que debes introducir el pescado en la dieta de tu hijo. Si bien es un alimento muy sano y nutritivo, también es uno de os más propensos a producir alergias, por lo que debe introducirse de manera gradual. En un principio, se opta por el pescado blanco dos o tres veces a la semana, y a partir de aquí se va combinando con otras variedades.
Más cuidado debes tener con los mariscos y crustáceos, difíciles de digerir durante el destete y que son potencialmente alergénicos. En todo caso, se deberán introducir de forma paulatina para asegurarte que tu bebé no es intolerante a estos alimentos.
El pescado aportará a tu hijo proteínas nobles y minerales –como el yodo y el fósforo– y contiene menos grasas y de mayor calidad que la carne. Por ejemplo, el aporte de ácidos grasos de tipo Omega 3 que aporta ayuda a controlar el nivel de triglicéridos y de colesterol en sangre para prevenir las enfermedades cardiovasculares.
¿Puede ser congelado? Si el pescado congelado es de calidad poco tiene que envidiar del fresco, si bien la recomendación es en todo caso alternar y nunca optar sólo por esta presentación.