La salud y la educación ¿Y a vosotros qué os gusta proteger?

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Estoy convencida que si lanzáramos un estudio entre la población española con hijos todos dirían que lo que más les preocupa en este momento es la salud. La salud va por delante de todo, por eso decidí crear Sanitum. Pero también es importante educar a nuestros hijos a que sean capaces de superar las adversidades de la vida cuando la salud falta. Y no solo en ellos, sino en nosotros, sus padres, o en sus abuelos.

Pero ¿Y la educación? ¿Qué papel ocupa en vuestro día a día? “En la vida, no es lo que haces por tus hijos, sino lo que le enseñas a hacer por ellos mismos” me dijo hace poco un buen amigo. Para cuestiones de salud, para protegerles, ya tengo un buen seguro (el de CaixaBank) en temas de educación el camino es tan largo, larguísimo, que cada día lo ando con respeto.

Tengo claro que lo que hagamos hoy condicionará el futuro de nuestros hijos. Y aquí os quiero hablar de la sobreprotección a la que en algunos casos los sometemos. Una cosa es ser prevenidos y otra cosa es anularlos. Cada vez más jóvenes están deprimidos, tristes, sin saber el por qué. Son infelices y lo han tenido todo en la vida. De hecho tienen hasta salud que ya hemos visto que es lo más importante a proteger.

Estos jóvenes adultos tuvieron una infancia fantástica, con padre colegas que colmaban sus deseos y evitaban cualquier esfuerzo ‘incómodo para ellos’. No han experimentado tragedias importantes en sus vidas. Así que son como copas de cristal. Al crecer experimentan las frustraciones normales de la vida, piensan que el mundo les supera.

Ningún padre queremos que nuestros hijos sufran, que se enfrenten desde pequeños a la adversidad. Preferimos una vida saludable y fácil, cómoda. A veces nuestra vida se cierra en ellos dejando incluso de lado a la pareja. Les sobreestimulamos con actividades y quehaceres intentando que vivan la vida que nosotros no tuvimos. ¿Qué creéis que puede pasar?

Si tenemos la suerte de tener niños redondos que giran solos, seguramente poco o nada. Pero si tenemos hijos cuadrados, que aunque les empujemos no giren, la educación sobreprotectora y permisiva les anulará la capacidad de desarrollar y crear sus propias herramientas para enfrentarse a las adversidades. Y es muy necesario que lo hagan. Tienen que desarrollar las habilidades que necesitarán en su vida adulta. Mi abuelo siempre decía: “Desde pequeñito se cría el arbolito”. Y qué razón tenía. Es más sencillo tratar a un niño problemático que arreglar a un joven desequilibrado.

Cuando eres adulto, lo importante no son las notas que sacaste de pequeño o las actividades extraescolares que hiciste ni siquiera las medallas que ganaste. Lo verdaderamente importante es cómo te tratas a ti (tu nivel de autoestima) y a los demás. Os aseguro que la salud está directamente vinculada a esta reflexión. Amemos a nuestros hijos, pero de verdad. Y preocupémonos de protegerlos de otra manera.

¿Y a vosotros que os gusta proteger? Podéis compartir vuestras historias con el hashtag #LoQueMeGustaProteger de CaixaBank (@progEstrella).

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