A juzgar por las investigaciones y los nuevos productos que están saliendo en el mercado, cada vez existe una mayor preocupación por la presencia de plásticos en los mares, pero también en la comida y el aire que respiramos en nuestro día a día. En los últimos dos o tres años se ha puesto el ojo principalmente en los llamados microplásticos, o lo que es lo mismo, esas pequeñas piezas de plástico que contaminan el medio ambiente.
Atendiendo a dos clasificaciones, los microplásticos se dividen en dos tipos:
- Microplásticos primarios: fabricados de manera específica para ser utilizados en productos, entre ellos el agua embotellada.
- Microplásticos secundarios: los cuales son derivados del proceso de deterioro de desechos plásticos más grandes, como, por ejemplo, la conocida como Isla de basura del Océano Pacífico.
Ambos tipos tienen una especial permanencia en ecosistemas marinos y lacustres, contaminando el medio ambiente.
Según estudios recientes, el 93% del agua embotellada de 11 marcas diferentes mostró el tipo de contaminación primaria. Los investigadores hallaron un promedio de 325 microplásticos por litro. La gente, en especial en las grandes ciudades, consume agua embotellada con la confianza de estar bebiendo un agua segura y limpia. Pero si atendemos a los resultados antes expuestos, el agua envasada no es una alternativa de agua limpia, al ser contaminada con fibras plásticas desde el proceso de fabricación de las botellas y tapones.
Uno de los datos más llamativos sobre este problema fue aportado por un grupo de investigación de la Universidad del Estado de Nueva York en Freedonia para el proyecto periodístico Orb Media. Hasta 10.000 partículas de plástico por litro fueron halladas en una simple botella de aquellas que se pueden encontrar en el supermercado. Es decir, las microfibras plásticas del agua embotellada pueden llegar a doblar, en ciertas marcas, la cantidad de plástico que se puede encontrar en el agua del grifo.
De momento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la presencia de estos microplásticos en nuestras botellas no supone un riesgo para la salud si atendemos a los niveles actuales. El primer informe encargado al respecto ha concluido que, tanto las partículas más pequeñas como aquellas consideradas más grandes pasan por el organismo humano sin ser absorbidas. De hecho, al tratarse de una investigación que ha empezado a dar sus primeros pasos, la OMS recomienda realizar más estudios sobre la materia.
Varias marcas se han adelantado lanzando al mercado jarras filtradoras que reducen en el agua el plomo, la cal, los pesticidas y los microplásticos para un consumo seguro. Los filtros eliminan el 99% del cloro, mejorando ostensiblemente su sabor. Y como valor añadido, reducen el uso de botellas de plástico de un solo uso, evitando que de alguna manera retornen al medio ambiente contaminándolo.
