Curiosidades sobre el sueño y el despertar

Curiosidades sobre el sueño y el despertar

El primer reportaje de salud que escribí se titulaba ‘Aprender a despertar’ y en él, diferentes neurólogos y expertos en trastornos del sueño daban consejos prácticos para conseguir despertar de forma más progresiva y, por tanto, más saludable.

Es por este motivo que tengo especial predilección por este tema. Aun así, y siendo sincera, debo reconocer que con el ritmo de vida que llevamos actualmente es muy difícil poder seguir todas las recomendaciones que me dieron los especialistas.

De las cosas más curiosas que aprendí, recuerdo que me llamó mucho la atención el hecho de que durante la noche, podemos llegar a tener entre 6 y 8 despertares cortos que normalmente no solemos percibir. Estos despertares nos sirven, por ejemplo, para cambiar de posición o taparnos si tenemos frío.

También descubrí, y seguro que alguna vez habéis llegado tarde por culpa de esto, que es normal no oír el despertador en aquellos días en los que hemos dormido poco o vamos muy cansados.

Resulta que, mientras dormimos, nuestra capacidad auditiva permanece activada, pero lo está en mayor o menor intensidad en función de la fase del sueño en la que nos encontremos.

Así pues, es probable que un ruido moderado consiga despertarnos si estamos en una fase del sueño superficial o fase REM (en la que tienen lugar los sueños), pero difícilmente lo hará si estamos en una fase de sueño profundo.

El problema es que, justamente las noches en las que hemos trasnochado o acumulamos mucho cansancio, entramos en un sueño muy profundo del que es difícil despertar, por lo que necesitaremos un despertador con un sonido alto y repetitivo. Pero incluso si conseguimos levantarnos, lo más probable es que apaguemos la alarma y volvamos a dormirnos, porque nuestro reloj interno entiende que aun es de noche y debemos seguir descansando.

Otra cosa que me pareció muy curiosa es lo que los expertos llaman ‘inercia del sueño‘ y hace referencia al estado de confusión y aturdimiento que solemos sentir justo al despertarnos.

Curiosidades sobre el sueño y el despertar

 

Aunque hay personas con despertares rápidos (aquellas que con tan solo abrir los ojos ya están en pleno rendimiento), la mayoría sufrimos esta inercia del sueño y solemos necesitar entre diez minutos y dos horas para acabar de despertarnos del todo.

En aquella ocasión tuve la oportunidad de entrevistar al doctor Kenneth Wright, de la Universidad de Colorado, quien hacía muy poco tiempo había saltado a los medios de comunicación por un estudio en el que demostraba que nuestra memoria y nuestra capacidad para pensar pueden verse muy afectadas en estos primeros minutos de vigilia. De hecho, lo llegaba a comparar con los efectos que nos produce el alcohol y alertaba de que los síntomas eran peores si nos levantábamos de repente o habíamos dormido muy poco tiempo.

En su momento, este estudio tuvo mucha repercusión porque alertaba de los riesgos de la inercia del sueño para profesionales como los médicos o los bomberos, que muchas veces deben actuar y tomar decisiones vitales en situaciones críticas justo después de levantarse; o los transportistas, quienes paran para hacer pequeños descansos, pero deben seguir a continuación con su trayecto.

Un ejemplo real de cómo nos puede llegar a afectar la inercia del sueño es esta noticia que podéis leer completa aquí. No se si lo recordaréis, pero hace unos años un piloto de avión se puso a dormir (los pilotos de los vuelos de larga distancia pueden hacer siestas cortas) y se levantó tan aturdido que confundió el planeta Venus con otro avión e inició un descenso de 120 metros en tan solo 4 segundos para evitar lo que en ese momento él creía un “choque inminente”. Catorce personas resultaron heridas, pero afortunadamente el avión pudo terminar su trayecto sin más sobresaltos.

Personalmente, debo decir que las noches en las que me quedo dormida en el sofá, me suelo despertar al cabo de una o dos horas y a veces no sé si es de día o de noche y lo paso bastante mal hasta que descubro que no llego tarde a ningún sitio y que puedo seguir durmiendo 😉 . Además, me pongo de muy mal humor. Por esta razón, tampoco me gusta hacer la siesta el fin de semana o en vacaciones. ¿A vosotr@s también os pasa?

En un próximo post compartiré los consejos que me dieron los expertos para intentar tener un despertar más agradable y algunos trucos prácticos que me han ido muy bien en los últimos años de madrugones. ¡Espero que os puedan servir!

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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