Cómo organizar la nevera

Me encanta planificar las comidas de la semana e ir a hacer la compra. También me gusta llegar a casa, organizarlo todo y ordenarlo por fecha de caducidad, tipo de alimento, dulce/salado… Puede sonar un poco ‘friqui’, pero es la única tarea doméstica con la que disfruto 😉 .

A pesar de que es algo que me gusta hacer, cometía muchos errores a la hora de organizar la nevera y conservar los alimentos. Aquí os detallo algunos de los fallos que hacía y algunos trucos que da la Academy of Nutrition and Dietetics para la mejor conservación de los alimentos.

• La temperatura del frigorífico. Yo nunca me había fijado en la temperatura de la nevera… pero esta tiene que estar entre los 3ºC y los 5ºC. También hay que intentar darse prisa a la hora de coger o dejar algo en la nevera para que la puerta no quede mucho tiempo abierta.

• Todos los alimentos, en su envase. Es preferible conservar todos los alimentos en su envoltura original o en recipientes bien cerrados o cubiertos. De este modo, además de asegurarnos que están mejor protegidos frente a bacterias, es la forma de poder consultar en todo momento la fecha de caducidad, los ingredientes, etc.

• No sobrecargar la nevera. Para mí, este es el principal problema. Solemos hacer la compra el sábado y compramos para más o menos toda la semana (hasta el próximo viernes), ya que durante la semana es mucho más complicado encontrar un momento. Somos solo dos personas, pero comemos mucho producto fresco, así que siempre acabamos llenándola. A mi me gusta mucho la sensación de tener la nevera llena, pero resulta que el aire frío necesita espacio para circular, por lo que es mejor no sobrecargarla. Lo cierto es que, si está muy a tope, también hay el problema de que puedes dejar de tener a la vista algún alimento que deberías consumir en los próximos días.

• Limpiar la nevera una vez por semana. En nuestro caso, esto es sagrado. Antes de poner la compra nueva, limpiamos siempre la nevera, aunque esta parte dé un poco de pereza. Ya no solo por las bacterias (no os perdáis nuestro post Dónde se esconden los gérmenes), sino porque puede que haya goteado un poco de leche, el líquido en el que se conservan algunos quesos frescos, un huevo roto… También es el momento de tirar aquellos alimentos que se hayan estropeado o caducado, aunque lo preferible obviamente es planificar bien las comidas y no tener que hacerlo.

• Carne, pollo y pescado. Es mejor conservarlos en su envase original o, yo prefiero esta segunda opción, en una bolsa o recipiente herméticos en la parte más baja de la nevera. Suele ser la zona más fría del frigorífico y de este modo también evitamos que, en caso de que goteen, ‘contaminen’ a otros alimentos que vamos a comer crudos (verduras, fruta, quesos…).

• Los huevos, al fondo. Hay muchas neveras que tienen un bandeja especial para los huevos, normalmente en uno de los estantes de la puerta. Pero los expertos dicen que es mejor colocarlos al fondo de la nevera, donde la temperatura suele ser más baja. La ventaja de los huevos, además, es que se pueden conservar en el frigorífico por tres o más semanas. No obstante, hay que mirar siempre la fecha de caducidad.

• Frutas y verduras, separadas. Hace poco que descubrí que, la fruta y la verdura no deben conservarse juntas en la nevera, sino en cajones separados. Resulta que la fruta produce gas etileno que puede echar a perder las verduras antes de tiempo. Hay otra cosa importante a la hora de guardar las frutas y los vegetales en la nevera. Aunque pueda resultar más práctico lavar toda la fruta y la verdura antes de colocarlas en la nevera (así ya la tenemos limpia y a punto para poder comerlas), es mejor no hacerlo hasta momentos antes de consumirlas, ya que la humedad es un medio muy propicio para la propagación de bacterias. Si vais con el tiempo muy justo y os es más práctico dejarlo ya todo limpio y semipreparado, es muy importante asegurarse de secarlas bien y conservarlas en bolsas limpias o recipientes que cierren bien.

• La leche y los lácteos, también al fondo. Al igual que pasa con los huevos, mejor no guardarlos en los estantes de la puerta, sino en el fondo de la nevera (donde hace más frío). Aunque pueda quedar más bonito colocar la leche y los lácteos en botellas de cristal u otros recipientes, debemos asegurarnos de que están bien ‘cerrados’ o cubiertos para evitar que absorban otros olores…

• Los alimentos en lata. El atún, las legumbres, la salsa de tomate… todos los alimentos en lata pueden conservarse, tapados, en la nevera una vez abiertos. No obstante, el sabor puede verse afectado. Personalmente prefiero guardarlos en tuppers de cristal en caso de no consumir todo el producto de la lata.

• ¿Y las sobras? Si los sábados compro, los domingos me gusta cocinar parte de la comida que vamos a comer durante la semana: legumbres, cremas de verduras, quinoa o arroz ya hervidos… Así tengo parte del trabajo ya hecho y gano tiempo a la hora de preparar la comida o la cena. Además de en tuppers de cristal (me gustan mucho más que los de plástico), suele utilizar también botes de cristal (los conocidos como mason jars y que tanto se utilizan en decoración, para smoothies…). No solo queda más ‘bonito’, sino que es muy práctico porque al ser transparentes, tienes todo a la vista y también porque puedes controlar mejor las raciones. Por otra parte, resulta más económico y ecológico usar tuppers y botes de cristal que no ir cubriendo platos y boles con papel de aluminio o transparente. Aunque según la Academy of Nutrition and Dietetics se pueden poner las sobras en la nevera en seguida, yo prefiero esperar a que se enfríen un poco… Por ejemplo, siempre que he guardado en la nevera las cremas de verduras aun calientes, estas se han vuelto agrias y he tenido que acabar tirándolas.

• El pan, mejor en el congelador. Este es un error que cometí por mucho tiempo, sobre todo con el pan de molde o pan inglés, como le llamamos en casa. Pensaba que si lo consumía en una semana, era mejor tenerlo en la nevera para que no perdiera ‘frescura’. Pues no, el pan mejor a temperatura ambiente o directamente en el congelador, donde se puede conservar perfectamente durante unos tres meses. Así que ahora también compro el pan para muchos días y lo congelo al llegar a casa. Si el pan es de calidad (si sois de Barcelona, para mí, uno de los mejores es el del Forn Baluard), al descongelarlo en el horno o en la tostadora este queda prácticamente igual.

• Las naranjas, fuera. Los cítricos como las naranjas, los limones, las mandarinas o las limas, una vez recolectados, ya no maduran más, porque el proceso de maduración lo hacen en el árbol. Si vas a consumirlos en poco tiempo, pueden guardarse en temperatura ambiente. Pero si se quieren conservar durante unas semanas, hay que ponerlos en la nevera. Yo, por ejemplo, guardo los limones y las limas en la nevera, mientras que las naranjas (que uso práctiamente a diario para el zumo), las tengo en el frutero a temperatura ambiente. Si alguna vez las pongo en la nevera, prefiero no hacerlo en los cajones más bajos, ya que imagino que por el frío a veces quedan como ‘secas’, sin jugo.

Espero que os resulten prácticos estos consejos y me encantaría poder conocer los vuestros.