Desde hace unos años se habla mucho de la importancia de cuidar el suelo pélvico. Para seros sincera, la primera vez que oí el término ‘suelo pélvico’ fue en una de mis primeras clases de pilates, hará ahora unos diez años. Yo desconocía qué significaba realmente este concepto y la profesora nos explicó que se refería al sistema de músculos y ligamentos que cierran el suelo del abdomen manteniendo en suspensión, en contra de la fuerza de la gravedad, a los diferentes órganos que allí se encuentran.
Actualmente, es muy habitual hablar de la salud del suelo pélvico y, concretamente, de los problemas que puede acarrear el debilitamiento de estos músculos. Además, son cada vez más los centros médicos que cuentan con unidades especializadas únicamente en este tema, sobre todo para recuperar el tono muscular después del embarazo y el parto.
Entre las consecuencias del debilitamiento del suelo pélvico, destaca la incontinencia urinaria que, se estima, sufren una de cada tres mujeres a partir de los 35 años. Ahí es nada. El problema, como señala la fisioterapeuta experta en salud pélvica Victoria Zamora, es que «las pérdidas de orina involuntarias siguen formando parte de los tabúes femeninos y, sin duda, la generalización banal que rodea a esta grave patología hace muy difícil que se busquen ayudas y soluciones”. Yo, por ejemplo, nunca he entendido porque se hace tanta burla de las actrices que anuncian compresas absorbentes para las pérdidas de orina.
Según la experta, este problema se produce, como apuntábamos, por el debilitamiento de los músculos del suelo pélvico, que son los encargados de sostener la parte baja de la pelvis, es decir, el peso de los órganos abdominales (vejiga, uretra, útero, vagina y recto) y que se produce como consecuencia del embarazo, el parto, después de un importante aumento de peso, tras una cirugía ginecológica o de próstata (sí, los hombres también deberían cuidar su suelo pélvico, si quieren prevenir la incontinencia urinaria) o simplemente por el paso del tiempo. El problema es que, cuando estos se desgastan, provocan, además de las mencionadas pérdidas, prolapsos, dolor lumbar o disfunciones sexuales, entre otras molestias.
Aunque este tema nos pueda parecer lejano por cuestiones de edad, debemos saber que «cada vez que estornudamos, reímos, tosemos, hacemos algún esfuerzo o practicamos deporte de alto impacto ejercemos presión sobre el suelo pélvico y lo ponemos a prueba”, explica la fisioterapeuta.
Pero ¿cómo podemos entrenar la zona perineal? Según los expertos, cuidar el suelo pélvico es sinónimo de bienestar, así que conocerlo y entrenarlo debe formar parte de la rutina diaria de toda mujer. Como os decía, gracias a ejercicios como los abdominales hipopresivos, tan de moda últimamente, se consigue fortalecer mucho toda esa zona.
Después, están los conocidos como ejercicios de Kegel, que podríamos resumir como una serie de ejercicios en los que hay que contraer los músculos pélvicos que controlan el flujo de la orina. Aunque parezca sencillo, puede no serlo, por lo que siempre es mejor que estén tutorizados por parte de un especialista, al menos hasta que nos aseguremos de que los estamos realizando correctamente. Asimismo, también están las conocidas como ‘bolas chinas’ y, recientemente, también se han popularizado nuevos ejercitados inteligentes del suelo pélvico que se sirven de la tecnología para el cuidado íntimo.
Uno de estos dispositivos se llama ‘K Goal’ y va conectado a una app de smartphone que permite realizar de forma sencilla y amena estos ejercicios de Kegel. La aplicación te propone una rutina diaria de ejercicios para la zona perineal a través de videojuegos y te permite comprobar, a tiempo real, cómo se contrae tu musculatura y si consigues relajarla correctamente.
Para asegurarse que realizas los ejercicios de Kegel correctamente, ‘K Goal’ te ayuda con apoyo visual y sensorial, así como por vibración. Además, dispone de un sistema de alertas diarias para que no se te olvide el entrenamiento.
La experta en salud pélvica recomienda a todas las mujeres su uso para prevenir y tratar la incontinencia urinaria, los prolapsos, e incluso, la falta del disfrute sexual. También, apunta, es perfecto para aquellas mujeres deportistas que realizan ejercicios de alto impacto como el running, el crossfit o el aerobic, ya que son las que más riesgos tienen de sufrir el debilitamiento de los músculos del suelo pélvico. Según Zamora, cuando se practican estos deportes de esfuerzo se ejerce presión sobre la zona perineal y, de forma inconsciente, la ponen constantemente a prueba. Asimismo, la aplicación está especialmente indicada para mujeres que acaban de dar a luz o sufran un deterioro de su suelo pélvico por diferentes causas.
Zamora explica que para el uso correcto de este ejercitador de Kegel, se tiene que introducir el dispositivo en la vagina, relajar y contraer los músculos del suelo pélvico, hacia dentro y sin contener la respiración. “Su uso es fácil y dirigido, además se adapta a la anatomía de cada mujer. Solo hay que seguir las indicaciones del monitor virtual, que te indicará si la forma es la correcta, así como el seguimiento diario de tu entrenamiento”, afirma la fisioterapeuta.
Personalmente, por ahora me quedo con la gimnasia hipopresiva y el pilates, disciplinas con las que se trabaja mucho toda la musculatura de la pelvis. Pero lo cierto es que a muchas de mis amigas embarazadas y las que ya han sido mamás, el propio ginecólogo les aconseja acudir a un fisioterapeuta experto en suelo pélvico para realizar estos ejercicios de Kegel, sobre todo después del embarazo, y adquirir alguno de estos dispositivos inteligentes para usar en casa.
¿Qué opináis vosotras al respecto? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia? Nos encantaría conocerla a través de los comentarios.
Genial explicació!
Moltes gràcies Maria 😉
Gracias por todos los consejos. son practicas realmente importantes para garantizar que este en forma y podamos cuidar de nuestro cuerpo. Hay muchas clases de deportes y de ejercicios para reforzarlos
¡Gracias a ti! Sí, realmente es vital poder cuidar esta parte del cuerpo.
Un saludo y ¡gracias por leernos!