“Hasta que no me tomo el café, no soy persona”. Seguro que muchos os sentís identificados con esta frase. Yo también. No puedo empezar el día sin desayunar y, sobre todo, sin mi café con leche.
Esto significa que siempre tomo mi primer café alrededor de las siete de la mañana. Aunque en realidad, según dice la ciencia, sería mejor que esperara pasadas las nueve.
La explicación está en el cortisol, conocida también como la ‘hormona del estrés’, porque nuestro organismo la libera en altas cantidades en las situaciones de estrés o miedo. Pero a pesar de su mala fama, el cortisol es también la hormona que nos permite estar alerta y despiertos durante el día.
Según diferentes estudios, es entre las ocho y las nueve de la mañana cuando nuestros niveles de cortisol alcanzan su punto más alto, por lo que el cortisol sería nuestro mecanismo natural para despertarnos.
¿Qué pasa entonces si nos tomamos un café antes de las nueve de la mañana? Según diferentes estudios, la cafeína del café no nos ayudará a potenciar el efecto del cortisol, sino todo lo contrario. Tomar café cuando nuestro cuerpo está produciendo una mayor cantidad de esta hormona hace que disminuya el efecto de la cafeína e incluso provoca una mayor tolerancia a esta sustancia. Esto significa que el café nos hará menos efecto y que necesitaremos más tazas para conseguir mantenernos despierto.
Así pues, lo mejor sería esperar a las nueve de la mañana para tomarnos el primer café. Y si necesitamos más cafeína a lo largo del día, también es preferible que sea fuera de estas horas: entre las 12.00 y las 13.00 h y entre las 17.30 y las 18.30 h. El motivo es el mismo. Durante estos intervalos de tiempo hay una mayor cantidad de cortisol en nuestro organismo.
¿Y si te despiertas muy temprano? ¿Puedes tomarte el café inmediatamente? Los científicos han descubierto que los niveles de cortisol aumentan un 50% en cuanto te despiertas, sin importar la hora. Así que es mejor esperar al menos 60 minutos para tomarte el primer café.
Otra cosa muy interesante sobre el efecto de la cafeína la descubrí hace algún tiempo en un artículo de la nutricionista Magda Carlas en el periódico La Vanguardia. Explicaba que el café tiene un efecto estimulante más intenso si se toma solo, sin leche.
A nivel nutritivo, revelaba que la combinación café con leche disminuye en cierta forma el valor nutricional de sus ingredientes y sus beneficios. Por una parte, la absorción del calcio de la leche sería mucho más alta sin la presencia del café y, por la otra, nuestro cuerpo podría absorber y aprovechar más los antioxidantes del café si no se acompañara de leche. Además, contaba que tanto el café como la leche son más digestivos por separado.
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[…] que nunca le añado azúcar. El café solo me parece demasiado fuerte, aunque como vimos en este post, tanto a nivel nutritivo como para nuestra digestión, sería lo […]