En nuestro post sobre cepillos de dientes eléctricos o manuales ya comentamos que existen algunos alimentos como el té y el café que pueden teñir los dientes y hacer que aparezcan pequeñas manchas.
Pues no solo eso. Hay alimentos que dañan los dientes, erosionando el esmalte (la capa que los protege) y provocando la aparición de caries. Por este motivo, hoy os queremos hablar sobre algunos alimentos que perjudican nuestra salud dental o pueden alterar el color de los dientes.
- Caramelos y chucherías. El azúcar es la principal causa de caries dental. Aunque se pueden consumir en ocasiones puntuales, hay que tener especial cuidado con aquellos caramelos y chuches más pegajosos porque se adhieren a la superficie dental, mezclándose con las bacterias e incrementando la posibilidad de caries. Si no queréis renunciar a los dulces, mejor comerlos después de las comidas principales. Entre horas, el flujo de saliva, que tiene un efecto protector, es menor y, por tanto, hay más riesgo de que puedan acabar provocando caries. La única excepción son los chicles sin azúcar y con xilitol, que además son una muy buena opción cuando no puedes cepillarte los dientes después de comer.
- Zumos de frutas envasados, bebidas energéticas y refrescos o bebidas carbonatadas (con gas). Además de ser, generalmente, altas en azúcar, son bebidas ácidas que pueden erosionar el esmalte de nuestros dientes. Pueden tomarse también de forma ocasional, pero hay que ir con cuidado después con el cepillado dental. Nada de frotar (siempre deberíamos cepillarnos los dientes suavemente) ni abusar del dentífrico (el tamaño de un guisante es suficiente). También, como recomendación general, los odontólogos aconsejan esperar un tiempo (al menos unos 20 o 30 minutos) después de las comidas para cepillarnos los dientes. De este modo, nuestra saliva puede remineralizar los dientes con aquellos minerales necesarios para mantenerlos sanos y fuertes.
- Cítricos. Los alimentos ácidos como el limón, la lima, el pomelo o la naranja también pueden erosionar el esmalte, si nos lavamos los dientes inmediatamente después de consumirlos. Así que mejor esperar los 30 minutos que comentábamos en el punto anterior. A pesar de que muchas personas usan el limón (y también bicarbonato) para blanquear los dientes de forma ‘natural’, el ácido cítrico debilita el esmalte, lo que puede acabar provocando, como mínimo, sensibilidad dental.
- Vino, café y té. El consumo regular de vino (sobre todo el vino tinto), café y té puede alterar el color de nuestros dientes y hacer que estén más amarillentos o aparezcan manchas. Hubo una época en que era adicta al té negro, por lo que mi dentista me recomendó, además de moderar su consumo, beberlo con una pajita. De este modo, el té no entraba en contacto con la parte visible de los dientes y evitaba las manchas. Sinceramente, la experiencia de tomar té con pajita no es igual de placentera que cuando lo bebes directamente de la taza, pero es un truco útil si te aparecen manchas en los dientes con facilidad. Utilizar una pajita también es una buena idea si, como a mi, te gustan los zumos de frutas cítricas.