Yo no soy mamá. Sin embargo, y a pesar de esta distancia emocional, me atrevo a decir que lo único que me preocuparía cuando se acercara el momento de dar a luz es que el bebé no sufriera y que el parto no le ocasionará ningún daño. Obviamente, por pedir, sí preferiría que todo fluyera de la forma más fácil posible, sin complicaciones, y que yo pudiera recuperarme rápidamente. Pero, de entrada, el tipo de parto (espontáneo, inducido, programado, cesárea, etc.) no es algo que crea que podría angustiarme demasiado, porque confiaría totalmente en el criterio del equipo médico.
Personalmente, nunca me plantearía un parto fuera de un entorno hospitalizado y tampoco tendría ninguna intención de renunciar a la epidural. Lo primero, porque por muy natural que sea dar a luz, pueden haber complicaciones que pongan en riesgo la salud y la vida tanto del bebé como de la mamá. Lo segundo, porque como vimos aquí en Sanitum parece ser que, a dosis bajas, la anestesia epidural no alargaría el trabajo de parto ni incrementaría las posibilidades de que este acabe en cesárea.
Sin embargo, es cierto que quizás algo no se está haciendo lo suficientemente bien cuando más del 13% de las españolas se sienten traumatizadas después del parto, según un reciente estudio realizado por la firma de puericultura Suavinex. De hecho, el surgimiento y la popularización de las doulas hace ya unos años y la creciente voluntad de dar a luz en casa probablemente tienen mucho que ver con ello. Es decir, con mujeres descontentas con su experiencia de parto anterior que buscan una alternativa cuando deben dar a luz a sus siguientes hijos. También, el nacimiento de organizaciones que trabajan para fomentar lo que se conoce como ‘parto respetado’ y acabar con lo que llaman ‘violencia obstétrica’.
Vuelvo a repetir que yo no soy mamá. Pero eso no me impide comprender que, cuando surgen complicaciones, las mujeres puedan entristecerse porque el parto no acabó siendo como habían esperado e incluso vivirlo como un trauma. Puedo hacerme una idea de la vulnerabilidad emocional de las madres antes, durante y después de dar a luz. Pero también pienso que quizás no conocemos suficientemente la complejidad del parto y todas las complicaciones que pueden darse. Por eso, cuando suceden, puede que no estemos lo bastante preparadas como para afrontarlo. También, y esto daría para otro post, porque creo que muchas veces el entorno juega un papel muy negativo dando opiniones dañinas sobre ciertos tipos de parto. En ese sentido, yo misma he presenciado como familiares muy cercanos culpabilizaban a la reciente mamá, horas después del alumbramiento, «por dejarse hacer una cesárea» después de un parto con muchísimas complicaciones.
Volviendo a los datos, más allá de este porcentaje significativo de mujeres que se consideran traumatizadas por su experiencia del parto, también hay un 19% que valora esta experiencia con un suspenso, según el estudio de Suavinex.
Concretamente, un 48,18% de las mujeres señala haber pasado miedo mientras daba a luz y hasta un 16,37% asegura haber vivido fases de pérdida de control. Asimismo, un 10,65% de las encuestadas afirman haberse sentido indefensas durante su parto e, incluso, un 6,32% de ellas han calificado la experiencia como una amenaza real contra su integridad física y su vida.
También, muchas expresaron situaciones significativas como alteraciones en la percepción del tiempo, pérdida de contacto con la realidad mediante estados de trance o abstracción, expresión de emociones que no se correspondían con las existentes, casos de despersonalización (estado psíquico por el cual la persona se siente extraña a sí misma, a su cuerpo y al ambiente que le rodea) y amnesia.
No obstante, estos datos no son de extrañar, si se tiene en cuenta que hasta un 45,75% de los partos en España tienen alguna complicación médica implícita. Las más frecuentes son, por este orden, el sufrimiento del feto, la posición del feto, las contracciones no efectivas, el parto prematuro y las hemorragias. Es precisamente por este tipo de complicaciones que, como os decía al principio, nunca me plantearía dar a luz en casa, fuera de un entorno hospitalario y sin médicos ni los profesionales sanitarios pertinentes.
Asimismo, del estudio se desprende que el 31,80% de las encuestadas no tuvo capacidad para decidir sobre el tipo de parto que desearía. No obstante, se ven diferencias según periodos de tiempo que prueban que a día de hoy es más frecuente tener capacidad de elección que hace 10 o más años. En este sentido, cabe destacar que el porcentaje asciende hasta un 52,77% en las mujeres que han sido madres por primera vez hace más de 10 años.
Por todo ello, creo que lo más importante, si estáis embarazadas, es que escojáis el centro médico y/o equipo a los que estéis dispuestas a depositar toda vuestra confianza no solo el día del parto, sino también durante todo el embarazo, y que ofrezcan aquellas opciones de parto que deseéis. Puede que el día D las cosas se tuercen un poco y no sean como habíais imaginado y, en ese caso, lo que querría es estar en manos de un equipo en el que confiara al 100%. También, es recomendable elaborar el plan de parto, un documento en el que la mujer puede expresar sus preferencias, necesidades, deseos y expectativas sobre el proceso del parto y el nacimiento.
¿Qué opináis vosotras? Nos encantaría que las que ya habéis sido mamás, pero también las que estáis a punto de serlo compartierais vuestras opiniones y experiencias con nosotras a través de los comentarios y nos contarás si os veis reflejadas en estos datos de la encuesta de Suavinex.
