Seguro que recordarás lo difícil que era encontrar levadura el año pasado en los meses más duros del confinamiento. Uno de los aspectos positivos que nos ha traído la crisis sanitaria es el hecho de estar más tiempo en casa y prestar mayor atención a nuestra cocina. En un mundo de estrés laboral, en el que apenas estábamos en nuestro hogar para cocinar, resultaba difícil preparar platos con dedicación. Por ello, la cocción lenta o cocina a baja temperatura está ganando progresivamente el terreno a las recetas rápidas. Volver a tener tiempo para cocinar beneficia claramente a nuestra salud.
Alargar el tiempo del cocinado y bajar de los 100 grados de temperatura hace que, a nivel nutricional, se conserven mejor los nutrientes de los alimentos. Este proceso va en beneficio directo de nuestro estómago, ya que las comidas tendrán una digestión más fácil.
Otro de los factores a tener en cuenta es la textura de los alimentos. Una cocción lenta mejora sustancialmente este aspecto, haciendo que, gracias a su jugosidad, todo sea mucho más apetecible. Por ejemplo, esta manera de cocinar hace que las carnes no se sequen al no destruirse el colágeno de las mismas. Descubrirás como el sabor es diferente y te atreverás a cocinar con nuevas materias primas. Y no solo las carnes, alimentos como los pescados y las verduras, además de las legumbres y también los huevos, sopas, cremas e incluso postres se pueden someter a la cocción lenta con grandes resultados.
Hemos dejado claro la mejora nutricional, pero también se establece un beneficio a nivel psicológico. Dedicar tiempo a la elaboración de platos provoca una conexión con la manera de cocinar. Nos sentiremos bien con nosotros mismos y con los que disfrutan de nuestras comidas. La cocina rápida ha perdido muchos de estos valores que casi nunca se tienen en cuenta. Si además cocinas en familia, los puntos positivos aumentan. Acostumbrar a tus hijos desde pequeños a estos sabores y texturas irá en beneficio de su educación nutricional.
En el mercado existe una gama muy amplia de ollas de cocción lenta. Con un único aparato ahorras tiempo y puedes olvidarte de utilizar más sartenes u otras ollas. Solo tendremos que colocar los ingredientes en la olla y dejar que actúen por si solos. No tendrás que estar supervisando tus alimentos todo el rato. Cuando los aromas se dispersen por toda la casa sabrás que la comida está lista.
La olla de cocción lenta funciona creando el calor hacia la base, y transfiriéndolo a los lados del recipiente calentando de manera uniforme los alimentos. Estos aparatos tienen una mayor precisión de temperatura y tiempo. Puedes elegir entre una configuración de calor (baja o alta) y el número de horas que necesitas para la cocción. Una vez que este tiempo finaliza, la olla se pondrá en modo automático manteniendo los alimentos en una temperatura templada para que estén listos a la hora de la comida.
Hay que pensar en nuestra nutrición y en los beneficios saludables que tiene en toda la familia. Si además estamos a dieta, la cocción lenta será nuestra mejor aliada.
