Hace poco publicamos aquí, en este blog de salud, un post sobre algunos de los principales falsos mitos sobre los ovarios. Uno de ellos era la creencia errónea de que las mujeres solo producen hormonas femeninas.
En ese sentido, si bien es cierto que los ovarios secretan principalmente hormonas sexuales femeninas – los estrógenos y la progesterona – en condiciones normales también producen hormonas masculinas como es la testosterona, aunque en menor cantidad.
Todas ellas deben estar en el correcto equilibrio porque si no, pueden aparecer trastornos que conviene evitar. Pero ¿sabéis cuáles son las principales funciones de estas hormonas y qué pasa cuando no están balanceadas?
Estrógenos
En el caso de los estrógenos, más allá de la reproducción, tienen otras muchas funciones, por lo que son claves en la salud y el bienestar de la mujer. En ese sentido, ayudan a mantener una buena densidad ósea, protegen el sistema cardiovascular, estimulan la lubricación y el deseo sexual, y favorecen la memoria y el equilibrio de la piel o la temperatura hormonal.
Cuando hay una falta de estrógenos, por lo general, significa que la capacidad de los ovarios se agota, tanto para reproducirse como para producir hormonas, afectando a las diferentes funciones del organismo en las que estas están implicadas.
Si esto pasa antes de lo previsto – alejada de la franja de edad en la que suele aparecer la menopausia (50 años) – es lo que se conoce como fallo ovárico precoz.
Aún así, en ocasiones, los niveles bajos de estrógenos también pueden darse cuando fallan las hormonas que se producen en el hipotálamo y la hipófisis (glándulas localizadas en el cerebro), así como por causas funcionales como el estrés emocional, la delgadez extrema, los trastornos alimentarios o una actividad física muy intensa.
Unas de las principales señales de alerta de unos niveles bajos de estrógenos son la falta de regla, los sofocos y la sequedad vaginal.
De ser así, el tratamiento habitual se basa en sustituir las hormonas que los ovarios deberían producir para evitar las consecuencias a corto y largo plazo sobre la salud y el bienestar de la mujer. En ese sentido, cabe destacar que actualmente se utilizan estrógenos exactamente iguales a los que producimos las mujeres y en la dosis mínima necesaria.
Si las alteraciones hormonales, en cambio, se deben a causas como un muy bajo peso o el estrés emocional, ciertas variaciones en el estilo de vida pueden contribuir a regular la producción de estrógenos.
Progesterona
La progesterona es una hormona clave en el ciclo menstrual, así como en el embarazo. En ese sentido, la progesterona se eleva después de la ovulación y se encarga de preparar el revestimiento del útero para que el óvulo fertilizado pueda implantarse y mantenerse en las condiciones más favorables.
A pesar de que no es una condición frecuente, cuando el cuerpo de la mujer no produce la suficiente cantidad de progesterona en la segunda fase del ciclo, es decir, tras la ovulación, pueden aparecer sangrados vaginales los días previos a la menstruación.
También una progesterona baja podrían interferir a la hora de conseguir el embarazo y contribuir a una mayor posibilidad de aborto, pero sin ser su causa directa. Es decir, esta insuficiencia de progesterona no tiene porque impedir, de por sí, la gestación.
De este modo, los síntomas que hacen sospechar de unos niveles bajos de progesterona son, principalmente, tener un sangrado vaginal durante bastantes días en la segunda parte del ciclo menstrual y que se hayan sufrido abortos bastantes precoces.
Si hay pérdidas de sangre vaginales antes de la regla, primero deberán descartarse otras causas que también podrían estar provocándolas. Una vez las analíticas confirman estos bajos niveles, puede prescribirse una pauta de progesterona en la segunda mitad del ciclo.
En caso de buscar el embarazo, es fundamental que los tratamientos con progesterona se inicien en el momento adecuado, ya que hacerlo demasiado pronto podría ser contraproducente. En ese sentido, habrá que controlar adecuadamente la ovulación para saber cuándo empezar.
Andrógenos
Aunque ciertos niveles de andrógenos son necesarios, cuando las mujeres los producen en exceso pueden aparecer distintos trastornos. Por ejemplo, alteraciones del ciclo menstrual, la falta de regla, la aparición de vello en zonas que no son habituales en la mujer (hirsutismo), el acné, la piel grasa, la pérdida de cabello y la ganancia de peso en poco tiempo.
De este modo, todas estas condiciones pueden ser síntomas de un exceso de andrógenos en la mujer.
La sobreproducción de estas hormonas masculinas en la mujer puede deberse a diferentes causas. Así pues, puede tener un origen familiar. En ese sentido, hay etnias en las que los niveles de estas hormonas están un poco más altos.
No obstante, también pueden estar causados por el síndrome del ovario poliquístico o disfunciones de las glándulas suprarrenales (situadas encima de los riñones).
Respecto al síndrome de ovario poliquístico, estas alteraciones hormonales pueden interferir en el desarrollo y la liberación de los óvulos. Se trata de una afección muy heterogénea que puede ser leve o bien más severa e ir acompañada de complicaciones asociadas como la infertilidad, la obesidad o la diabetes tipo 2.
El tratamiento para el exceso de andrógenos en la mujer dependerá de la causa que la esté provocando. Para poder restituir el equilibrio hormonal, pueden ser necesarios medicamentos y cambios en el estilo de vida. En ese sentido, los anticonceptivos orales, entre otros fármacos, pueden contribuir a que los periodos menstruales sean más regulares y reducir el crecimiento anormal de vello y el acné.
Por su parte, en el síndrome de ovario poliquístico, una dieta equilibrada y una actividad física moderada son importantes a la hora de mantener una mejor secreción hormonal de los ovarios. También la pérdida de peso puede ayudar a regular el ciclo menstrual.
¿Conocíais estas funciones y particularidades de las principales hormonas sexuales en la mujer? ¿Qué es lo que más os ha sorprendido conocer?
