Hace poco ya hablamos aquí, en Sanitum, de la importancia de cuidar el suelo pélvico. Sobre todo, las mujeres.
Por suerte, cada vez hay más concienciación acerca de lo fundamental que es fortalecer esta parte del cuerpo, ya sea a través de ejercicios de Kegel, la gimnasia hipopresiva, la fisioterapia para el suelo pélvico u otras disciplinas que trabajen esta zona (por ejemplo, el pilates).
Pero, ¿por qué es necesario que mujeres y hombres la ejerciten? Tal y como nos explican los fisioterapeutas especializados en uroginecología de la Clínica Rozalén, el suelo pélvico es el conjunto de músculos y tejido conjuntivo que cierran la cavidad pélvica por su parte inferior. Tienen la particularidad de que abarcan la zona que va desde el hueso púbico al cóccix, pero no están posados sobre ninguna estructura ósea. Este hecho contrasta con la gran mayoría de músculos esqueléticos, los cuales sí se anclan en la parte externa de estructuras óseas.
Su función principal es la amortiguación. Es decir, el suelo pélvico absorbe o compensa el movimiento de las vísceras ante los esfuerzos. Por ejemplo, cada vez que levantamos algo o nos agachamos y volvemos a la posición inicial, nuestras vísceras se han comportado como un contrapeso que impacta contra el suelo pélvico. Esto ocurre también al reír, cantar, tocar instrumentos de viento, correr, etc. De ahí que el debilitamiento del suelo pélvico, si no se toman las medidas correspondientes para impedirlo, sea uno de los riesgos del running para la salud.
También es clave como soporte de nuestros órganos, porque actúa como una especie de ‘tapón’ que evita que estos se nos escapen por los orificios inferiores. En ese sentido, aguanta el peso permanente de la vagina, el recto, el útero, la vejiga y la uretra, que a a su vez soportan el peso de todo el aparato digestivo.
Obviamente, el propio proceso de envejecimiento debilita nuestro suelo pélvico. Pero este se produce, sobre todo, como consecuencia del embarazo, el parto, la obesidad, el seguimiento de dietas estrictas, la menopausia, el tabaquismo y su tos crónica.
En ningún caso es algo que debamos ignorar. Se trata de músculos delicados y, de ahí, su destacada incidencia: su mal funcionamiento afecta 7 de cada 10 mujeres, así como a algunos hombres.
Si os preguntáis cuáles son los primeros síntomas que indican un bajo tono del suelo pélvico, se trata, por lo general, de pequeños escapes de orina al toser, estornudar o reír. Cuando la pérdida de tono es más severa, puede incluso provocar el descolgamiento de órganos como la vejiga y el útero, e importantes disfunciones sexuales.
La única forma natural de contraer todas las fibras musculares del suelo pélvico es a través del orgasmo, por lo que los expertos opinan que el sexo es una buena forma de ejercitarlo.
No obstante, como decíamos al principio, hay muchas maneras de ejercitar esta parte del cuerpo. Pero antes de empezar, sobre todo por lo que respecta a los ejercicios de Kegel, siempre es mejor consultarlo con el ginecólogo o el fisioterapeuta especializado en suelo pélvico.
A pesar de que los ejercicios para tonificar el periné deberían ser una constante en la vida de cualquier mujer, son especialmente vitales durante la etapa del embarazo y el post parto.
Pensad que, como decíamos, el debilitamiento del suelo pélvico provoca uno o varios de los siguientes trastornos: incontinencia urinaria y fecal, abertura vaginal, infecciones crónicas, vaginismo, sensación de peso, prolapsos (caída de los órganos intraabdominales), diástasis abdominal, dolores pélvicos crónicos, dispareunia (dolor durante el sexo) y disfunciones sexuales como hiposensibilidad.
La buena noticia es que gracias a la fisioterapia de suelo pélvico, todos estos trastornos pueden tratarse.
