La primera vez que conocí a alguien que sufría glaucoma recuerdo que me explicó que tenía programadas alarmas en el móvil para recordar cada vez que debía aplicarse el colirio en los ojos. Me contó que la constancia en la medicación era clave para intentar frenar su avance y prevenir la ceguera, por lo que no quería olvidarse de ninguna ‘toma’. Hasta entonces, yo pensaba que el glaucoma no era una patología tan preocupante.
Comparto esto con vosotros, porque estos días se está celebrando la Semana Mundial del Glaucoma (del 11 al 18 de marzo) y desde este blog de salud queríamos sumarnos a la campaña de concienciación impulsada desde diferentes organizaciones. Entre ellas, la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares (AGAF), quien quiso recordar en el Día Mundial de Glaucoma (celebrado el pasado lunes) que, en España, sufren esta enfermedad oftalmológica 1 millón de personas y 500.000 de ellos no saben que la padecen. También advirtieron de que el 30% de los diagnósticos de glaucoma empeoran y, en algunos casos, terminan en ceguera, por no seguir correctamente los tratamientos y no someterse a las revisiones estipuladas por el médico especialista. Un dato que afecta a más de 150.000 españoles y que, por tanto, deben ponernos en alerta.
Como os comentaba, yo no conocía demasiado esta patología y pensaba que no era tan grave. Sin embargo, el glaucoma es una enfermedad ocular degenerativa que se caracteriza por la pérdida de visión periférica (como si miráramos a través de un túnel) y, en algunos casos, también central, debido al daño progresivo que se produce en el nervio óptico. En la actualidad, es la segunda causa más habitual de ceguera evitable.
Por ello, desde la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares señalan la importancia del diagnóstico precoz, pero advierten también de la necesidad de que los pacientes con glaucoma sean constantes con el tratamiento estipulado por su médico oftalmólogo y se sometan a las diversas revisiones periódicas, con el fin de realizar un correcto seguimiento de la enfermedad. Una medida que, sin duda, evitaría el empeoramiento de esta patología, dado su carácter degenerativo, y podrían reducirse los casos de ceguera por glaucoma.
“El principal problema de los tratamientos para el glaucoma es que el paciente no nota una mejoría a corto plazo ni tampoco recupera su capacidad visual. Por eso, es necesario que los profesionales médicos incidan fuertemente en que los colirios y los medicamentos que utilizamos los afectados por esta enfermedad tienen como fin frenar su carácter degenerativo, es decir, evitar en la medida de lo posible que la pérdida de visión vaya a más”, explica Delfina Balonga, presidenta de AGAF.
Como hemos visto, en España se calcula que el 50% de los afectados de glaucoma no sabe que lo padece, un dato también preocupante. Esto se debe a que, en la mayoría de los casos, la enfermedad no presenta síntomas en sus orígenes. Además, en los primeros estadios, el cerebro compensa el déficit de visión, por lo que es casi imposible que la persona pueda darse cuenta de que está perdiendo su capacidad visual. No obstante, al tratarse de una enfermedad degenerativa, una detección temprana es la clave para proteger la visión del daño que produce el glaucoma. De ahí que sea tan importante realizarse una revisión oftalmológica al menos una vez al año, sobre todo a partir de los 45 años.
Imaginaos si el diagnóstico a tiempo es clave, que este podría evitar la ceguera en el 95% de los casos de glaucoma. En estas exploraciones para la detección del glaucoma, el oftalmólogo mide la tensión ocular y realiza un examen del nervio óptico. No hay nada que temer, porque ambas pruebas son indoloras y bastante rápidas. Si aun así hay alguna duda, el médico también hará una evaluación del campo visual (campometría).
Por lo que respecta a los tratamientos para el glaucoma, estos van desde la aplicación de colirios hasta la intervención quirúrgica. Lamentablemente, en ningún caso la persona recupera la visión pérdida, pero no hay que olvidar que el diagnóstico y el tratamiento temprano evitan daños mayores y frenan su desarrollo.
Aunque las revisiones oftalmológicas para la detección precoz del glaucoma se aconsejan a partir de los 45 años, es a los 60 años cuando el riesgo de padecer esta enfermedad oftalmológica degenerativa se dispara. Asimismo, existen otros factores que pueden provocar su aparición tales como la diabetes, la presión intraocular alta -que no siempre se da con glaucoma-, antecedentes familiares de glaucoma, miopía elevada (más de 5 dioptrías), hipertensión arterial o estar medicado con corticoides.
Muchas gracias por la información, muy útil para ser conscientes
¡Muchas gracias por tu comentario, Andrea!