Hasta hace poco, apenas consumía alimentos probióticos más allá de algún yogur o los encurtidos. Pero el año pasado redescubrí la kombucha y me enganché a ella por lo bien que le ha ido a mi bienestar digestivo.
También, estos últimos meses, he tenido que tomar antibióticos y fueron los propios médicos los que me recomendaron tomar suplementos probióticos para prevenir molestias intestinales y nuevas infecciones, ya que estos medicamentos afectan indiscriminadamente las bacterias beneficiosas y las patógenas.
Pero ¿qué son los probióticos realmente? La Organización Mundial de la Salud (OMS) los define como «microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, aportan beneficios para la salud». Son, por lo tanto, bacterias ‘amigas’ que nos ayudan a modificar favorablemente el equilibrio de nuestra flora intestinal, inhiben el crecimiento de bacterias perjudiciales, promueven una buena digestión y pueden reforzar el sistema inmunológico.
En realidad, es fácil introducir alimentos probióticos en nuestra alimentación. Por eso, quiero compartir alguno de los trucos que utilizo para comerlos prácticamente a diario.
Lácteos fermentados. El yogur, el kéfir, el queso tipo quark… Todos ellos son alimentos probióticos y, además de aportarnos todos los beneficios de los lácteos, tienen la particularidad de que son más fáciles de digerir precisamente por los fermentos que contienen. El yogur o el kéfir me gusta tomarlos como merienda, combinados con fruta, o como postre. Sobre todo, después de comer, ya que me sacian mucho (siempre compro lácteos enteros). El queso tipo quark lo como con tostadas en el desayuno, esparcido sobre el aguacate, o mezclado en ensaladas. A la hora de elegirlos, fijaos en que únicamente incluyan leche y fermentos lácteos.
Té kombucha. Cuando me preguntan por qué tomar kombucha, siempre soy sincera y cuento que al principio de probarla no me entusiasmó demasiado. Sin embargo, el año pasado descubrí la marca Kombutxa y me enganché (os conté mi experiencia y los beneficios de la kombutxa aquí en Sanitum) por su sabor y lo bien que me sienta. A mí me gusta tomarla después de comer, alternándola con otras infusiones digestivas, o a media mañana, porque tengo la sensación de que me revitaliza un poco y evito así tomar otro café. Ahora, además, Kombutxa cuenta con un formato de botella de 275 ml muy práctico para consumir de forma individual.
Chucrut. También conocida como Sauerkraut, la col agria es otro magnífico probiótico. Como todos estos alimentos, muchas veces puede costar habituarse a su gusto. En mi caso, me encanta el sabor agrio, así que disfruto mucho incluyendo el chucrut u otras verduras fermentadas (sobre todo, remolacha) en mis ensaladas.
Encurtidos. Cebollitas, pepinillos, coliflor, zanahoria, aceitunas… Como amante del vinagre, me gustan todos los encurtidos. En mi caso, los como también mezclados en las ensaladas o como aperitivo.
Otros alimentos probióticos son el pan (si está elaborado con masa madre), las algas, el tempeh (producto alimenticio procedente de la fermentación de la soja) o el miso (condimento fermentado).
¿Sabíais que todos estos alimentos eran probióticos? ¿Los soléis comer con frecuencia?
Hola, Rosa. Nos ha encantado tu post, creemos que es muy interesante. No solo nos has explicado perfectamente el qué son los probióticos y sus propiedades beneficiosas para nuestro cuerpo, sino que también nos has puesto ejemplos de alimentos donde podemos encontrarlos.
En mi mundo cuando alguien me decía probiótico me venía a la mente rápidamente un yogurt, si me imaginaba que había otros alimentes, pero nunca pensé que los podía tener a la mano, por ejemplo los encurtidos nunca me iba imaginar eso (O.O) … Lo bueno es que yo soy amante de la aceituna y si es rellena, y bien fría es mi aperitivo favorito en las tardes. Corto pero excelente artículo, una rica lectura!.
¡Muchas gracias, Rizog! 😉