Como blog de salud y vida sana, desde Sanitum os insistimos siempre en la importancia de la detección precoz ante cualquier condición médica, ya que la evolución tenderá a ser mejor cuanto antes se actúe.
Esto cobra especial relevancia en el caso de los niños. Por eso, anteriormente ya os hemos hablado de cómo prevenir la plagiocefalia en los bebés o la necesidad de acudir a revisiones oculares infantiles en edades tempranas. Pronto lo haremos también sobre salud dental.
Sin embargo, hoy queremos dedicar este post al cuidado de los oídos y, concretamente, a detectar posibles problemas de audición en los bebés y los niños. Pensad que el desarrollo de la audición y su protección desde la infancia es clave para garantizar que los más pequeños podrán tener un crecimiento adecuado, ya que de ella depende en gran medida su atención, comprensión y aprendizaje.
Por eso, aunque estimulemos a los bebés y niños de la casa, es fundamental estar atentos para poder detectar si han nacido con algún problema o patología que dificulte su audición o por si lo desarrollan durante los primeros meses o años de vida.
Con este objetivo, el equipo de audiólogos de Oticon, empresa dedicada a la salud auditiva, comparte algunas consideraciones que pueden resultar de gran ayuda a los padres que sospechen que sus hijos no oyen bien y, por lo tanto, para detectar posibles problemas de audición.
- Los niños de entre 8 y 12 meses deberían mover la cabeza cuando escuchen ruidos, además de balbucear, por lo que desde su nacimiento es importante llamar su atención con sonidos suaves, pronunciando su nombre o con melodías infantiles.
- Según pasan los meses, el bebé ha de ser capaz de localizar la fuente del sonido, es decir, dirigir la cabeza hacia el lugar desde el que procede el estímulo que está recibiendo.
- A partir de los 2 o 3 años, el pequeño debe entender y aceptar las órdenes de los adultos. Esto significa que su capacidad auditiva y comprensiva están ya desarrolladas.
- Si vemos que existe una falta de respuesta podemos hacer una prueba casera que consiste en colocarnos detrás del niño y hacer sonidos, alejándonos de él poco a poco. Lo importante en este caso es detectar si en algún momento el pequeño deja de oír. Eso sí, hemos de tener en cuenta que el niño puede dejar de responder cuando se repite varias veces el mismo estímulo.
- El uso del ¿qué? puede ser también un indicativo de que existe algún problema auditivo. En ocasiones los niños lo usan como coletilla, pero otras veces es una señal de un problema real en el que ellos mismos detectan que no escuchan con normalidad y piden que les repitan la información. En este caso, otro síntoma de que puede existir algún problema es si observamos que aumenta su dificultad para responder cuando no puede vernos la boca o hay un cierto nivel de ruido de fondo.
- En el caso de niños más mayores, a partir de los 5 o 6 años, otro de los síntomas de una pérdida auditiva es una menor concentración y rendimiento escolar. Puede ocurrir que, al no escuchar bien, dejen de prestar atención en clase y pierdan interés en los estudios, provocando además, posibles problemas en el desarrollo del lenguaje.
Esperamos que estos consejos os ayuden a observar posibles problemas de audición en los niños. No obstante, si detectáis cualquier anomalía o tenéis dudas, debéis consultarlo con vuestro pediatra, quien podrá realizarle más pruebas acordes a su edad y necesidades.
