A mis diecisiete años sufrí lo que se conoce como el virus de manos, pies y boca que, si sois madres, seguro que conocéis bien. En el caso de que sea la primera vez que lo oís, se trata de una enfermedad contagiosa causada por diferentes virus y que es especialmente común en bebés y niños menores de 5 años, porque todavía no tienen inmunidad (protección) frente a estos patógenos. No obstante, los niños más mayores y los adultos también pueden contraerla.
La cuestión es que, por aquel entonces, cuidaba a una niña de poco más de un año que contrajo la enfermedad días después de empezar la guardería. Sus padres me lo comunicaron para que tomara las precauciones recomendadas para prevenir el contagio. Entre ellas, tener cuidado con los besos y los abrazos y no compartir vasos y cubiertos. Pero lo cierto es que también se puede contagiar al toser y estornudar o a través del contacto con objetos o superficies que tengan el virus, entre otras vías.
Pues bien, sea como fuere que se produjo el contagio, a los pocos días yo también enfermé por culpa del virus manos, pies y boca. A parte de la fiebre y el malestar, lo que recuerdo especialmente son las llagas dolorosísimas que me aparecieron en la lengua (horribles) y la dificultad para tragar.
Cuando ya empecé a estar mejor y las aftas bucales (úlceras) habían desaparecido, mi hermano bebió de mi vaso por error y, a las pocas horas, su lengua estaba igual que la mía unos días antes. O sea que sí, en nuestro caso el virus fue muy contagioso.
Os cuento esto porque en nuestro caso, pese a que ya sabíamos que estábamos en riesgo de contraer la enfermedad de manos, pies y boca, los primeros síntomas se manifestaron en la lengua y fue lo más molesto de todo.
Más allá de este virus en concreto, la lengua es una de las partes más olvidadas de nuestra boca (y de nuestro cuerpo en general, me atrevería a decir) y, sin embargo, es un órgano muy importante.
De hecho, como vemos, muchos problemas pueden manifestarse en la lengua con un cambio en su color o textura, o bien con la aparición de hinchazón, un dolor inusual, llagas o úlceras. Según el odontólogo Iván Malagón, “podríamos decir que además la lengua es una de las alarmas naturales de nuestro cuerpo, por medio de la cual podemos detectar incluso patologías generales de nuestro cuerpo”.
- Candidiasis oral. En este caso se puede manifestar con manchas blancas en la lengua, y es causado por una infección de hongos. Se debe en su mayoría por un sistema inmunológico debilitado y puede desembocar en riesgos perjudiciales para nuestro cuerpo en general, en caso de no seguir el tratamiento indicado.
- Leucoplasia Vellosa. Esta patología es uno de los primeros síntomas ante una infección de VIH, aunque también puede darse en pacientes con un sistema inmunológico débil o tras un trasplante de médula ósea. Se manifiesta con la aparición de manchas blancas y vellosas en la zona lateral de la lengua.
- Glositis. Se manifiesta por el cambio de color de la lengua, acompañado de una sensación de ardor e hinchazón. Se debe a una irritación causada por una infección bacteriana, viral o quemaduras que generan un trastorno inflamatorio.
- Escarlatina. Un color rojizo en la lengua y la aparición de fiebre serán las alertas de que algo no está yendo bien. Se deberá acudir de manera inmediata al médico y el tratamiento para esta patología deberá ir acompañado de antibiótico. Puede afectar tanto a niños como a adultos.
- Síndrome de Kawasaki. Puede provocar lo que se conoce como lengua de fresa (lengua muy roja y con una especie de puntitos) y es un trastorno que afecta especialmente a los vasos sanguíneos. Suele darse en niños menores de 5 años y va acompañado de fiebre alta, hinchazón de manos y pies y enrojecimiento de la lengua.
- Liquen plano oral. Se detecta con la aparición de líneas blancas a modo de erupción. El mejor tratamiento es una buena higiene bucal y es más común en niños.
- Lengua geográfica. Se generan en la lengua una serie de manchas irregulares que se asemejan a las de un mapa (de ahí su nombre). Se recomiendan enjuagues bucales con esteoides o un gel antihistamínico para aliviar las molestias.
¿Conocíais alguna de estas enfermedades que pueden afectar a la lengua? La verdad, es que yo las desconocía totalmente. Aunque en algunos casos la prevención es complicada o imposible, lo que está claro es que mantener una buena higiene bucal es clave para mantener nuestra boca, nuestra lengua y nuestros dientes sanos.