El pasado fin de semana pude darme mi primer chapuzón del verano en la piscina y, pocos días después, en la playa. Eso me hizo recordar los problemas que los usuarios de lentes de contacto solemos tener en esta época del año, sobre todo cuando queremos disfrutar precisamente del buen tiempo en la playa o la piscina.
Os he contado en otros post que hace unos años sufrí una queratitis bacteriana (inflamación de la córnea por una infección bacteriana) bastante seria y que, desde entonces, soy muy meticulosa con el cuidado de los ojos. Justamente por culpa de esta infección ocular, no pude utilizar lentillas por unos tres meses.
Por entonces, tenía planificado un viaje en un lugar de mucho sol, así que decidí invertir en mis primeras gafas de sol graduadas. Soy muy miope y no puedo ir sin gafas o lentillas por la calle y además mis ojos son bastante sensibles a la luz solar. De este modo, lo único que se me ocurrió fue ir a la óptica y comprarme unas gafas de sol graduadas. Pensé que sería una solución temporal hasta que pudiera volver a utilizar las lentillas, pero me equivoqué. Al contrario de lo que creía, no solo me resultaron muy cómodas durante el viaje, sino que las he acabado utilizando cada verano muchas veces cuando he ido a la playa o la piscina. Por este motivo, las recomiendo a todos aquellos que, como yo, sufráis miopía (y no seáis buenos candidatos para cirugía) y queráis disfrutar del verano sin sustos. Os explico a continuación el porqué.
El agua de las piscinas es un hábitat muy favorable para el desarrollo de la queratitis por acanthamoeba, un organismo celular frecuente en agua dulce que afecta a los portadores de lentes de contacto y que puede llegar a comprometer la integridad del ojo. Como siempre, no se trata de que nos alarmemos. Simplemente que sepamos que en caso de experimentar ojos rojos o sufrir dolor ocular, es muy importante que acudamos rápidamente al oftalmólogo para descartar cualquier infección.
Personalmente, mi oftalmólogo me recomendó evitar, siempre que me fuera posible, usar lentes de contacto en el mar y la piscina, pero sobre todo en esta última por el tema de la infección por acanthamoeba. Por eso, decidí reutilizar mis gafas de sol graduadas para ir a ambos sitios.
Para una persona como yo, que prácticamente solo utiliza las gafas para estar por casa, no me parecía al principio una opción demasiado práctica… Pero en realidad, tanto en la playa como en la piscina ya utilizaba siempre gafas de sol, así que tan solo se trataba de cambiarlas por unas graduadas y dejar las lentillas en casa.
El momento hamaca o toalla no representa ningún problema… La dificultad está en el momento de ir al agua y quitarse las gafas… Por suerte, normalmente siempre voy acompañada tanto en la playa como en la piscina y, para seros sincera, tampoco soy de las que nadan demasiados metros, así que aun viéndolo todo borroso me baño sin problemas. Así pues, si es un día tranquilo de estar tumbada y descansando, prefiero utilizar las gafas de sol graduadas y olvidarme de las lentillas por unas horas. Eso sí, tienes que ir acompañada con alguien de confianza, porque si no no hay manera de encontrar tu toalla al salir del agua 😉 .
Otro inconveniente de las lentes de contacto en la playa, para mí, es el siguiente: Es fácil que acabéis con algo de arena en ellas, lo que puede ir rozando y dañando a los ojos. Os lo digo por mi propia experiencia. Estos días en la playa hacía mucho viento y, al sacarme las lentillas, estaban llenas de arenilla… Imagino que quedó ‘pegada’ porque las lentillas estaban muy secas por culpa del fuerte viento, pero no fui consciente de ello hasta que las extraje.
Si a todo ello, le sumamos que la sal o, en el caso de la piscina, el cloro y las cloraminas (un compuesto químico que se genera por la presencia de orina y sudor en el agua… ¡Argh!) pueden irritar nuestros ya mermados ojos, es probable que acabéis con muchas molestias. Tened en cuenta que, además, debemos proteger los ojos del sol para evitar posibles daños causados por la radiación solar y que es habitual sufrir sequedad ocular en verano como consecuencia del contacto continuado con los aires acondicionados.
No obstante, hay veces que renunciar a las lentillas y usar gafas de sol graduadas es poco viable… Por ejemplo, si ir a la playa es parte de uno de los muchos planes del día y antes o después tenéis planeado realizar otras actividades (este fue mi caso el pasado fin de semana), si queréis aprovechar para nadar un buen rato o bucear, si practicáis vela, paddle surf u otros deportes acuáticos, si os gusta navegar, si vais a la piscina con los niños…
Como os decía, aunque intento optar por las gafas de sol graduadas en los días más de relax, muchísimas veces acabo utilizando las lentes de contacto en la playa y la piscina por practicidad. Si este es el caso, estos son los trucos que, como usuaria de lentillas, me funcionan para intentar prevenir riesgos y calmar los ojos después.
- En la piscina, utilizo gafas de natación que aíslen los ojos. En la playa, reconozco que me relajo mucho más y normalmente no las uso (excepto que me apetezca bucear un poco). Eso sí, cuando salgo del agua, los seco bien con un pañuelo de papel.
- Si tengo la posibilidad de ir a un baño mientras estoy en la playa o la piscina, me aplico unas gotas de lagrima artificial para intentar mantener ojos y lentes de contacto lubricados. Si no es el caso, prefiero no manipular nada sin antes lavarme las manos.
- Una vez en casa, al sacarme las lentillas, las froto bien con suero fisiológico monodosis para retirar cualquier partícula extraña y las guardo en su estuche con solución única.
- A continuación, limpio los ojos con el mismo suero fisiológico (me pongo unas gotas) y durante las horas siguientes, voy aplicando cada pocas horas lágrima artificial sin conservantes. A mi me funcionan muy bien las gotas humectantes Hyabak de los Laboratorios Thea. Se venden sin necesidad de receta médica, pero a mí me las prescribió mi oftalmólogo.
- También intento dejar descansar los ojos de lentillas unas horas o incluso un día y uso las gafas. Sinceramente, tan solo pensar en ponerme las lentillas con los ojos irritados ya me escuece…
Espero que estos trucos puedan ayudaros si utilizáis lentes de contacto quincenales o mensuales. En caso de que uséis lentes deshechables (de un solo uso), es cierto que el riesgo de cualquier infección es menor, porque una vez os las quitáis, ya no las volvéis a usar.
Otra tema a tener en cuenta es el picor en los ojos cuando al mojarnos o sudar, nos entra un poco de protector solar… Cosa que empeora si llevamos puestas las lentillas. Este verano he probado el nuevo Fotoprotector de ISDIN, el Fusion Water SPF 50+, y no solo me ha encantado por su textura ultraligera y su acabado mate, sino porque no irrita los ojos. Os lo recomiendo mucho. Para cuando vayáis a la playa, pero también si hacéis deporte al aire libre.
¿Y vosotras, vais a la playa y la piscina normalmente con lentillas? ¿Os han dado problemas alguna vez? Nos encantará leer vuestras opiniones y experiencias en los comentarios.