Entre el 74% y el 94% de las muertes súbitas de deportistas profesionales y aficionados ocurren durante las 24 horas posteriores a la práctica deportiva, según datos de la Unidad de Medicina Esportiva del Hospital de San Rafael de Barcelona. Una cifra que avala la necesidad de pasar una revisión médica antes de practicar deporte de alto desgaste sin control como el running.
Y es que, según datos del propio UME, menos del 2% de los deportistas aficionados se someten a un examen médico-deportivo de forma voluntaria. Una prueba más que la gran mayoría de la población practica deporte sin saber si este ejercicio físico le puede comportar riesgos para su salud o su corazón.
¿Qué incluye la revisión? En primer lugar se elabora la historia clínica del deportista profesional o aficionado, por ejemplo, subrayando si tiene algún problema de salud o antecedentes familiares de riesgo cardiaco, hipertensión u otras patologías.
A partir de aquí, se evalúa el estado básico del atleta (talla, peso…) y se realiza un chequeo de su sistema osteomuscular y un electrocardiograma de reposo. En algunos casos, también se hace una espirometría para ver la situación de los pulmones y un electrocardiograma de esfuerzo para ver cómo responde el corazón mientras la persona se mueve sobre un andador mecánico o una bicicleta estática.