Las propiedades saludables del jengibre

Hace más o menos dos años que empecé a tomar jengibre para aliviar cierto malestar matutino con el que me levantaba por las mañanas. Había leído que era un alimento muy eficaz contra las náuseas, así que decidí probar.

Recordaba que, de pequeña, el del jengibre era un sabor que me desagradaba. En casa lo comprábamos cristalizado para tomar como dulce y, por mucho que lo intentará, nunca acababa de convencerme. Demasiado picante para mí. Pero creo que, en el caso del jengibre, al igual que me pasó con el café o la cerveza, ha sido cuestión de ir acostumbrando al paladar.

El hecho es que, como os contaba, hace un tiempo que decidí darle otra oportunidad en busca de un remedio natural y efectivo para combatir el mareo con el que me despertaba y que me quitaba las ganas de comer. Lo empecé a tomar rallado con el zumo de naranja y lo cierto es que, no sé si fue gracias al jengibre o simplemente el malestar desapareció por sí solo, pero me acostumbré a su sabor y ahora lo tomo prácticamente a diario.

Si bien prefiero comprar el jengibre fresco y rallarlo en el zumo, el té o alguna infusión, esta última vez lo he comprado en polvo. Para seros sincera, es mucho más práctico en este formato, pero el sabor no es el mismo.

¿Pero qué es exactamente el jengibre y cuáles son sus propiedades saludables? El jengibre, kion o quien es una planta de la familia de las zingiberáceas a la que pertenecen otras dos especias muy valoradas también por su sabor y sus beneficios para la salud: la cúrcuma y el cardamomo. Es nativa del suroriente asiático, en concreto, de India y China, donde es un componente clave en la dieta y apreciada por sus propiedades aromáticas, culinarias y medicinales. La parte que nosotros nos comemos es su raíz, muy característica por su forma, su aroma y su sabor picante.

Si bien es muy común en la cocina asiática, aquí se utiliza sobre todo para aderezar platos dulces o como planta medicinal. A pesar de que se le atribuyen muchas propiedades, estas son algunas de las que cuentan con evidencia científica:

• Tomar jengibre podría reducir los síntomas de los mareos, incluidas las náuseas. También los vómitos tras una intervención quirúrgica. Según este estudio, además, sería efectivo para prevenir las náuseas y los vómitos durante el embarazo y en los tratamientos de quimioterapia. En ambos casos, no obstante, siempre hay que preguntar al especialista antes de empezar a tomarlo.
• El jengibre también sería eficaz para reducir el dolor menstrual y un aliado para aquellas mujeres con reglas abundantes.
• En el caso de la artrosis, al tener propiedades antiinflamatorias gracias al gingerol, un componente del jengibre, este podría reducir en cierta medida el dolor en las personas que sufren esta patología.
• Además de las náuseas y los vómitos, el jengibre resulta útil para reducir los síntomas de los cólicos, la diarrea y otras afecciones estomacales.

Asimismo, su consumo se ha popularizado a la hora de tratar otras afecciones tales como los mareos en los viajes, la falta de apetito, los resfriados, los dolores de cabeza, la artritis reumatoide y el dolor muscular después del ejercicio. Sin embargo, son necesarios más estudios para poder determinar a ciencia cierta (nunca mejor dicho 😉 ) los beneficios del jengibre en todas estas circunstancias o patologías.

Eso sí, a pesar de todas las propiedades saludables del jengibre, el consumo de esta raíz también puede conllevar ciertos riesgos en algunos casos. En algunas personas, por ejemplo, puede provocar diarrea, molestias en el estómago como acidez o ardor e incluso un aumento de sangrado durante la menstruación (a pesar de que, como hemos visto, hay estudios que apuntan que sería beneficioso para justo lo contrario).

Asimismo, hay colectivos que deben consultar a su médico sobre las posibles contraindicaciones del jengibre en ciertas condiciones médicas. Es el caso de las personas con diabetes, las embarazadas (hay mucha controversia respecto a este tema, así que hay que preguntarlo siempre antes al ginecólogo), la lactancia, las personas con afecciones cardíacas o aquellas que tomen medicamentos anticoagulantes.