Otro de los alimentos de moda es, sin duda, el pan de espelta. Yo recuerdo probarlo por primera vez hace como mucho un par de años, pero solo se podía conseguir en panaderías artesanales.
Ahora, en cambio, es uno de los panes más demandados, sobre todo entre aquellos a los que les gusta cuidarse. Las causas de su éxito parecen ser sus muchísimas propiedades nutricionales y su excelente sabor.
Sus puntos fuertes son sobre todo su alto contenido en fibra y el hecho de contener un tipo de gluten mucho más fácil de digerir que el del trigo, además de provocar menos alergias.
La espelta es un cereal originario de Irán que no llegó a Europa hasta la Edad Media. En poco tiempo se convirtió en un cereal muy apreciado gracias a su capacidad para adaptarse a climas fríos y húmedos, por lo que su cultivo se extendió rápidamente por Centroeuropa. Sin embargo, con el tiempo y la mecanización agrícola, el trigo fue ganando terreno y la espelta cayó en el olvido, debido entre otras cosas “a su pequeño tamaño y a lo difícil que es su panificación”, nos comenta Moncho López, propietario de las panaderías Levadura Madre.
“En los últimos años se han recuperado algunos cereales un poco olvidados, sobre todo para tratar de solucionar la gran cantidad de problemas digestivos que han aparecido en la sociedad moderna». Y en esto, la espelta juega con ventaja, ya que es un cereal que se digiere mucho más fácilmente que el trigo.
Además, como decíamos, la espelta contiene un tipo de gluten de mala calidad, en el sentido de que se trata de un ‘gluten débil’ y esto es precisamente lo que hace que su digestión sea más sencilla. Aun así, no deja de tener gluten, por lo que no es apto para celíacos.
Entre los nutrientes que nos aporta la espelta, también conocida como escanda en Asturias, destacan los minerales como el magnesio, el calcio, el selenio, hierro, manganeso y zinc. También contiene betacaroteno, vitamina E y vitaminas del complejo B, especialmente niacina, que está muy indicada en problemas digestivos.
El pan de espelta es muy energético, pero aporta menos calorías que el elaborado con la harina de trigo clásica y se ha vinculado su consumo diario con una posible disminución de los niveles de colesterol. También, como comentábamos antes, parece causar menores problemas alérgicos que el trigo y gracias a su alto contenido en triptófano, estimula la producción de serotonina.
El único ‘pero’ que parece tener la espelta es que se trata de un cereal pequeño y con mucha cáscara, por lo que es complicado adaptarlo a las grandes producciones industriales. Por este motivo no todas las panaderías lo venden, sino que es un tipo de pan que hay que comprar , por lo general, en las panaderías artesanas para poder disfrutarlo.
Asimismo, a pesar de que su consumo ha aumentado muchísimo en los últimos años, parece ser que los agricultores aún no han tomado conciencia de ese cambio en el consumidor final, de modo que las producciones de espelta son muy bajas y eso repercute en el precio, que es un poco más alto que el del trigo.
Personalmente, no tengo problemas con la digestión del pan de trigo. Pero como siempre os explico, me gusta probar alimentos y sabores nuevos. Por lo general, me gustan más los panes con una miga ligera y hueca y con el pan de espelta tengo la sensación de que esta está más ‘compacta’ y es más contundente. El sabor, no obstante, me gusta mucho y por ello también me gusta incluir este tipo de pan en mis desayunos.
¿Habéis probado el pan de espelta? ¿Preferís el pan de espelta al pan de trigo?
