Este próximo viernes se celebra el Día Internacional de la Juventud. Coincidiendo con esta celebración, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) ha querido concienciar de algunas principales afecciones dermatológicas que sufren los jóvenes en la adolescencia y los posibles tratamientos para tener una piel más saludable.
En realidad, son muchos los problemas de piel que se pueden desarrollar en la juventud, ya que es una época de cambio y de desarrollo hacia la madurez. Una de las patologías más comunes es, sin duda, el acné.
En este sentido, el doctor Román Barabash Neila, dermatólogo del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, asegura que “el 78% de la población padecerá acné a lo largo de su vida, siendo la edad máxima de prevalencia de la enfermedad entre los 14 y 16 años”. El problema, explica, es que los adolescentes con acné se suelen sentir acomplejados por ello, en especial las chicas.
Esta incidencia del acné entre los más jóvenes se traduce, según el doctor Barabash Neila, en el hecho de que las consultas por acné constituyan el 24% de las visitas dermatológicas, ocupando el primer puesto de las consultas realizadas por pacientes adolescentes.
Pero, ¿cuál es el mejor tratamiento para el acné? El especialista asegura que, según la gravedad del cuadro y la edad del paciente, se pueden utilizar desde tratamientos tópicos hasta tratamientos sistémicos como los antibióticos o los retinoides orales. Asimismo, recalca que siempre hay que acudir al dermatólogo en estos casos, ya que es el profesional adecuado para tratar esta patología y el que mejor consejos puede ofrecer al respecto, porque hay muchos mitos sobre el acné.
Entre los más frecuentes, destaca uno que ahora en verano conviene tener muy en cuenta. Muchas personas creen que la exposición solar mejora el acné ‘secándolo’. Pero lo cierto es que hasta en más del 30% de los casos el acné puede empeorar con la exposición al sol. Otro mito que también está muy extendido es que el chocolate y otras comidas grasas causan acné. No obstante, estudios científicos rigurosos no han encontrado evidencias de que algún alimento produzca o empeore el acné. Lo más aconsejable, no obstante, es seguir una dieta equilibrada, sana y variada, rica en frutas y verduras, sin prohibiciones, pero sin abusar de los alimentos grasos o con una elevada carga glucémica, procesados o refinados.
Otro tema importante en esta edad es la fotoexposición y el daño solar al que se exponen los adolescentes. En este sentido, el doctor Barabash Neila especifica que “la mayor parte de la radiación solar acumulada a lo largo de la vida se recibe antes de los 19 años de edad, etapa en la que estar bronceado es visto socialmente como signo de belleza. Este concepto ha dado lugar a que los adolescentes se sometan a exposiciones largas y frecuentes al sol por el desconocimiento que tienen de los daños que pueden ocasionar en la piel. Además, en adolescentes hay más tendencia a actividades deportivas o de ocio al aire libre, lo que incrementa el riesgo”.
El dermatólogo también recalca que “las quemaduras solares a estas edades comportan un riesgo elevado de desarrollo de cáncer de piel en la vida adulta, especialmente melanoma, así como un envejecimiento prematuro”. Y es que hasta el 75% de los adolescentes entre 13 y 17 años reconocen haber sufrido quemaduras solares en el último verano.
Otro punto a tener en cuenta son las enfermedades de transmisión sexual (ETS). En este apartado, el doctor Barabash Neila opina que el problema en los adolescentes reside en que sus conductas son más despreocupadas que las de los adultos y tienen prácticas sexuales sin recordar que existe riesgo, no ya solo de embarazos no deseados, sino de contagio de enfermedades que en algunos casos pueden ser fácilmente curables, pero también graves e incluso potencialmente peligrosas. Algunas de estas enfermedades graves son el SIDA, la sífilis o la hepatitis B.
De este modo, recalca que “1 de cada 4 adolescentes va a padecer una ETS antes de terminar el bachillerato”. Además, informa de que los jóvenes entre 15 y 24 años representan el 50% de las personas que son diagnosticadas de ETS cada año y 1 de cada 4 adolescentes es portador del virus del papiloma humano.
Los factores de riesgo para el desarrollo de las mismas en los adolescentes son: el sexo sin protección, las relaciones sexuales a edades más tempranas, el sistema inmune y la falta de madurez del cuello del útero, el uso de alcohol y drogas y tener múltiples parejas/contactos sexuales. En este caso, explica que el tratamiento será diferente según la enfermedad en cuestión, siendo fundamental el cambio de hábitos y adquiriendo el adolescente el compromiso de utilizar métodos anticonceptivos del tipo barrera (preservativos).
Más allá del acné, el daño solar y las ETS, hay otras dermatosis que pueden darse en esta edad: la dermatitis seborreica, la alopecia androgenética y la hiperhidrosis.
La dermatitis seborreica afecta del 2 al 5% de los adolescentes, con predominio en el sexo masculino. Se caracteriza por una erupción eritematopapulosa y presencia de escamas grasas y amarillentas, con prurito (picor) variable. Afecta al cuero cabelludo, pliegue nasogeniano, zona interciliar, cejas y pliegue retro auricular; en ocasiones también puede comprometer conductos auditivos externos, zona alta de la espalda, zona preesternal y pliegues.
Otras dermatosis relacionadas con el cambio hormonal en la pubertad, como decíamos, puede ser la alopecia androgenética (calvície común), presente hasta en el 15% de los adolescentes, y la hiperhidrosis. Esta última se caracteriza por una sudoración excesiva que supera a la que se necesita para la termorregulación normal. A menudo, esta enfermedad no se consulta por vergüenza y, a su vez, su tratamiento se ve obstaculizado por la escasez de evidencia y la falta de guías clínicas. Su prevalencia alcanza hasta el 1,6% entre los adolescentes.
Además, existe otro grupo etéreo de complicaciones cutáneas como consecuencia de realizar arte corporal (perforaciones o piercings y tatuajes, entre otros). Las complicaciones dermatológicas más vistas en los tatuajes permanentes son: fotosensibilidad, reacción a cuerpo extraño, hipersensibilidad e infecciones. Por otra parte, hasta un 43% de los piercings tienen complicaciones (más que los tatuajes), la mayoría de causa infecciosa.