“Que nadie se equivoque, la mascarilla no desaparece, sigue con nosotros y sólo se ha flexibilizado su uso”, advirtió el viceconsejero madrileño de Salud Pública y Plan Covid-19, Antonio Zapatero, en rueda de prensa. Estas palabras ejemplifican a la perfección el nuevo estado en el que nos encontramos en España con respecto al uso de las mascarillas.
Desde el pasado sábado 26 de junio ha comenzado a no ser obligatorio su uso en espacios libres. Esta nueva medida, aprobada en Consejo de Ministros, supone una modificación de la conocida como Ley de la nueva normalidad, la Ley 2/2021 que viene a ser un paquete de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria que sufrimos.
La mascarilla no es obligatoria en espacios al aire libre, siempre que se mantenga la distancia de seguridad de al menos 1,5 metros entre personas que no convivan habitualmente. Asimismo, seguirá siendo obligatoria en espacios cerrados públicos. De hecho, hay que seguir usándola, por ejemplo, en medios de transporte público, debido a la falta de ventilación de los mismos. Será prohibido montarse sin ella en autobuses, aviones, trenes, metros, teleféricos y barcos, aunque en este último están a disposición de los usuarios ciertas excepciones: camarotes privados y espacios exteriores donde se puede garantizar la distancia. También sigue siendo obligatoria en los andenes y estaciones donde hay tránsito de viajeros, al igual que en los vehículos en los que los ocupantes no convivan en el mismo domicilio.
Hay que seguir tomando medidas rigurosas en aquellos eventos multitudinarios que se celebren al aire libre durante el verano. La mascarilla será obligatoria tanto si los asistentes estén de pie como si están sentados, en especial cuando no se mantenga una distancia de 1,5 metros entre personas.
En el caso específico de las residencias, las autoridades sanitarias han hecho una serie de apuntes que son necesarios conocer. Las personas mayores o con algún tipo de discapacidad no tendrán la obligatoriedad de usar las mascarillas, al igual que los trabajadores que desempeñen allí su labor. Todo ello siempre que el porcentaje de personas vacunadas, con la pauta completa, supere el 80%.
La relajación de las medidas tiene que ser tomada con precaución, ya que de todos depende ir recuperando la normalidad poco a poco. No hay que olvidar que el virus sigue entre nosotros.
