Por suerte, puedo decir que nunca he tenido problemas de hongos. Sin embargo, esto no significa que esté libre de estos microorganismos, pues los hongos están presentes en la mayoría de personas adultas 😓.
La cuestión es que, cuando se dan ciertas circunstancias, estos pequeños ‘bichos’ pueden proliferar lo suficiente como para ocasionar molestias. Esto es: picor, escozor, piel roja o ampollas, entre otros síntomas. Por eso, en verano, las altas temperaturas, la humedad, la ropa y los zapatos oclusivos se convierten en el caldo de cultivo perfecto para estos microorganismos.
En el caso de los hongos en las uñas de los pies, los principales factores de infección son el exceso de sudoración, mantener los pies mojados largos periodos de tiempo (por ejemplo, tras hacer deporte), no secarlos adecuadamente después de la ducha, caminar descalzo en zonas húmedas, compartir calzado o laca de uñas y utilizar unos zapatos que ya estuvieran infectados con anterioridad. Unos hábitos que hacen que alrededor del 15% de la población sufra de hongos en esta parte del cuerpo. De hecho, esta es una de las patologías más comunes que se atienden en los centros podológicos según el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV).
Respecto a este tema, Maite García, presidenta del ICOPCV, aclara que “los hongos no son una enfermedad crónica, se curan. Pero es necesario tomar algunas precauciones para evitar un nuevo contagio. Una vez tratada la infección es fundamental desinfectar adecuadamente el calzado que se hubiera utilizado hasta el momento, con agua y amoniaco por ejemplo, porque podría ser el generador de un nuevo brote”.
También destaca que compartir el calzado con otra persona que padezca este tipo de infección o la laca de uñas (¡ojo con esto, chicas!), pueden ser posibles focos de contagios.
Asimismo, desde el ICOPCV señalan que si bien los hongos por sí mismos no provocan dolor, sí debilitan la uñas y hay un riesgo elevado de que se rompan, con las molestias que ello comporta.
De este modo, es fundamental asistir al podólogo en cuanto se detecte cualquier pequeña anomalía para valorar el problema y poder darle una solución específica que lo combata de forma efectiva lo antes posible.
Algunos síntomas que nos pueden indicar que hay algún tipo de infección en los pies, bien sea fúngica por bacterias, alergias u otro tipo de alteraciones en la piel son:
- Sufrir un picor constante y continuo en una zona concreta del pie.
- Detectar rojeces en forma de placas en el pie o entre los dedos.
- Presencia de descamaciones de la piel en esta zona.
- Padecer cualquier síntoma anterior y además que esté acompañado de un mal olor que no es habitual.
- Padecer grietas dolorosas en los pies.
Justamente hace un par de días vi en Instagram una cuenta en la que se recomendaba un mejunje natural para curar los hongos de los pies. Sabéis que, desde hace un tiempo, me encantan las alternativas a base de hierbas medicinales para reducir el estrés y el nerviosismo, así como para mejorar el descanso. Pero eso no quiere decir que todo se pueda tratar con ‘terapias naturales’, ni mucho menos por cuenta propia sin que lo examine antes un profesional sanitario.
Por eso, si sospecháis que podéis tener hongos, acudid al podólogo (en el caso de que afecten a los pies) o al dermatólogo lo antes que podáis. Así evitaréis prolongar el problema, empeorarlo o acabar contagiando a las personas de vuestro entorno. En todo caso, una vez en la consulta podéis preguntar al especialista si hay alternativas más naturales que puedan ayudaros.
En esta web se habla de calcetines especiales para los hongos en los pies y otras patologías, son muy eficaces.