Falsos mitos en alimentación

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Hay muchos mitos que rodean el mundo de la alimentación. Lo cierto es que, para los que no somos expertos en nutrición, muchas veces es complicado saber qué es lo más beneficioso para nuestra salud.

Una de las creencias que más ha calado en los últimos tiempos, y cada vez va a más, es la idea de que es saludable eliminar de la dieta determinados grupos de alimentos como los lácteos o aquellos que contienen gluten, aunque no suframos ningún tipo de intolerancia alimentaria o alergia.

Si os soy sincera, de todos los médicos y nutricionistas que he entrevistado hasta el momento, no he encontrado ninguno que me haya sugerido la necesidad de eliminar de la dieta los lácteos ni los alimentos con gluten. Más bien al contrario.

En el caso de los lácteos, sobre todo, insisten en que son una importante fuente de calcio y que, si no hay una intolerancia o alergia, no hay por qué desterrarlos de nuestra alimentación. No obstante, es cierto que son muchos los expertos e instituciones que han recomendado limitar la ingesta de lácteos a tan solo una o dos raciones al día. El motivo es que, más raciones de leche o derivados no parecen tener un mayor beneficio sobre nuestros huesos e incluso podría ser perjudicial. Tomar menos raciones, por el contrario, está bien siempre que entonces nos aseguremos de incluir en nuestra dieta otras fuentes de calcio que nos aporten la dosis diaria recomendada. En este post, podéis leer más acerca de los beneficios de la leche.

En esta línea, Laura Parada, nutricionista de Slow Life House, explica que «si se decide eliminar un grupo de alimentos de la dieta sin existir razones médicas para ello, habrá que estar especialmente vigilante a nuestra alimentación para poder compensar y sustituir adecuadamente esos nutrientes perdidos. Por ejemplo, si no consumimos leche de vaca, será necesario ingerir alguna otra leche vegetal fortificada con calcio, frutos secos, etc.»

Otra creencia muy extendida es pensar que tomar un vaso de agua tibia con limón en ayunas ayuda a alcalinizar el organismo. En este caso, debo decir que sí que he encontrado muchos expertos en nutrición que lo recomiendan, porque creen que es realmente un muy buen hábito para prevenir un ambiente ácido en nuestro organismo. Incluso me han aconsejado añadir al agua con limón un poco de bicarbonato para potenciar su efecto alcalinizante.

Según la nutricionista Laura Parada, sin embargo, se trata de otro mito más. «Beber agua con limón a primera hora de la mañana puede ser positivo para nuestra salud, ya que ayuda a poner en marcha el sistema digestivo tras la noche. Sin embargo, y aunque se suele escuchar que el agua con limón podría modificar el pH de la sangre con un efecto alcalinizante, esto es falso, ya que los encargados de regular la acidez sanguínea son los riñones, el hígado y los pulmones, manteniéndola siempre en un rango de 7,3 a 7,5. Cambiar el pH de nuestro organismo mediante la dieta no es posible».

Seguro que también habréis oído alguna vez aquello de que hay que limitar el consumo de huevos por su alto contenido en colesterol. Pues bien, aquí una buena noticia si os gustan los huevos tanto como a mí. «En la actualidad, se ha demostrado que el contenido en colesterol de los alimentos no tiene un reflejo directo ni una repercusión exacta con el nivel de colesterol en sangre en nuestro organismo, por lo que se admite el consumo de hasta un huevo entero por día. ¡Bien!

Lo que sí es cierto es que el azúcar, en exceso, es realmente muy perjudicial para nuestra salud. «El consumo excesivo de azúcar aumenta el riesgo de obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardiacas o Alzheimer, entre otras. Asimismo, el azúcar puede causar envejecimiento prematuro. Hay estudios que afirman que un factor importante que acelera el envejecimiento es la insulina, disparada por el azúcar. Además, el  azúcar puede envejecer la piel cambiando la estructura del colágeno y aumentar la retención de líquidos».

También es verdad que la mantequilla es mejor opción que la margarina, a pesar de que es común asociar a esta última con una alternativa más saludable respecto a la primera. La mantequilla es una buena fuente de vitamina A, necesaria para una gran variedad de funciones desde el mantenimiento de una buena visión, hasta el correcto funcionamiento del sistema endocrino. Además, contiene todas las demás vitaminas solubles en grasa (D, E y K2) que a menudo faltan en nuestra alimentación. En cambio, en la margarina existen numerosos componentes no saludables como las grasas trans, emulsificadores y conservantes y/o sabores artificiales», apunta la nutricionista.

¿Qué opináis sobre estos mitos de alimentación? ¿Qué otros mitos conocéis?

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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