Hace unas semanas os hablábamos de la entrada en nuestra dieta de nuevos productos que nos hacen sentirnos mejor y llevar una vida más equilibrada, como es el caso del Kéfir de leche. Si queréis recuperar aquel artículo lo encontraréis pinchando en el siguiente enlace. Siguiendo con esta misma línea, hoy os queremos hablar del Kéfir de agua, originario de la zona del Cáucaso, cuya forma externa es distinta al acidificado con leche. Lo podemos diferenciar por sus nódulos más pequeños y translúcidos. Su sabor, además, puede recordar al de una limonada con mucha consistencia.
El Kéfir de agua está especialmente recomendado para las siguientes indicaciones:
- Se trata de un producto natural que mejora los procesos alérgicos y los eczemas.
- Actúa favorablemente en procesos inflamatorios de estómago e intestinos.
- Es un aliado de nuestro sistema respiratorio, por lo tanto, es muy recomendable para todos aquellos que sufran de asma o de procesos catarrales con origen en los bronquios.
- Es muy eficaz ante cualquier tipo de problema renal, además de favorecer a la desintoxicación orgánica.
- Ayuda a fortalecer nuestro sistema nervioso.
Y entre sus propiedades:
- Evita la proliferación de fermentaciones intestinales, favoreciendo los procesos fermentativos naturales de la flora intestinal.
- Es un fantástico antiinflamatorio de las mucosas digestivas.
- También combate los procesos inflamatorios originados en el hígado.
- Se trata de un depurador del organismo.
Para poder preparar el kéfir de agua necesitamos de los siguientes ingredientes:
- 3 cucharadas de nódulos de kéfir de agua.
- 3 cucharadas de azúcar moreno.
- 1 higo seco, o también se puede utilizar 1 ciruela pasa.
- ½ limón que debemos limpiar cuidadosamente.
- 1 litro de agua mineral.
Tras reunir los ingredientes debemos introducirlos, junto a los nódulos del kéfir, en un recipiente de vidrio de un litro y medio para después taparlo. A partir de entonces comienza el proceso de fermentación que suele durar unos 2 o 3 días. Al cabo de este tiempo, exprimimos bien el limón y retiramos el higo o la ciruela pasa.
En realidad, ya lo tendremos preparado, pero aún nos faltará colarlo. La bebida que obtendremos hay que guardarla en un recipiente de vidrio y a ser posible tapado por un corcho. Si lo hacemos de este modo, lograremos que se formen más burbujas.
Y para finalizar, lavaremos los nódulos bajo un chorro de abundante agua fría, al igual que el frasco. Si se desea se puede volver a empezar el proceso, en caso contrario los nódulos los dejaremos en un bote con agua y azúcar para su correcta conservación durante varios meses.
