Consejos para evitar alergias en verano

alergias en verano

Afortunadamente, no soy alérgica ni intolerante a ningún alimento (al menos que yo sepa…). Pero sí sufro muchísimo con las picaduras de mosquito. Me producen una reacción exagerada y me dan muchísimas molestias (picor constante, hinchazón, enrojecimiento, heridas por rascado…). De hecho, siempre acabo el verano con las piernas llenas de marcas. Con los demás ‘bichos’, he tenido mejor suerte y solo me ha picado una avispa en una ocasión – aunque casi no pude mover la mano durante una semana de la inflamación – mientras que la única ‘picadura’ de medusa que he sufrido fue de pequeña y no la recuerdo demasiado molesta.

Ahora, en verano, lo cierto es que contamos con muchísimo más tiempo para el ocio, hacemos más actividades al aire libre, disfrutamos de la piscina y la playa, comemos fuera de casa con mayor frecuencia… Y todo ello puede suponer un riesgo para las personas alérgicas. Por este motivo, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha preparado unos consejos para que nos mantengamos alerta y evitar así cualquier problema.

Antes que nada, los expertos recuerdan que quienes padecen algún tipo de alergia deben viajar con la medicación recomendada por sus alergólogos. En ocasiones precisarán tratamientos preventivos, en otros medicación de urgencia (autoinyectores de adrenalina) o ‘medicación de rescate’ como antihistamínicos o broncodilatadores para solucionar los episodios alérgicos que se pudieran presentar. En el caso de personas que ya tengan prescritos autoinyectores de adrenalina para tratar eventuales reacciones anafilácticas, la recomendación de los expertos es llevar siempre consigo al menos dos bolígrafos autoinyectores de adrenalina, especialmente si se va a estar alejado de centros médicos de urgencia. Para el resto, hay algunas precauciones que conviene que tengamos en cuenta.

1) La exposición al sol
Existen alergias en la piel (eccemas) que precisan de las radiaciones solares para producirse. Entre las causas más frecuentes se encuentran algunas plantas (higueras, cítricos, etc.) o los filtros que contienen algunas cremas solares. En el caso de los medicamentos antiinflamatorios y algunos antibióticos, el efecto fotosensibilizante puede producirse tanto por la aplicación en la piel como por su ingesta.

De pequeña, me encantaba jugar con las flores (hacer ramos, extraerles el jugo…). Pero siempre acababa con las manos enrojecidas, hinchadas y con manchas marrones. Me acuerdo que mis padres me llevaron al dermatólogo y desde entonces, tuve que jugar siempre con guantes de jardín para evitar esta reacción fototóxica de las flores. Si tenéis hijos a los que también les gusten las plantas, quizás sea buena idea que jueguen también protegidos con guantes.

2) Comidas fuera de casa
Las reacciones alérgicas por alimentos pueden incrementarse en verano a causa de un ‘mayor descuido’. No hay que olvidar que, según la SEAIC, siete de cada diez de estas reacciones se producen fuera del domicilio. Por esta razón, los alergólogos aconsejan a los alérgicos a alimentos vigilar todos los productos que se ingieren leyendo detenidamente los ingredientes que los componen: leche o frutos secos en los helados, trozos de frutas como melón, kiwi y melocotón en postres y batidos; mariscos en pastas o ensaladas, etc., y preguntar siempre a los cocineros en caso de duda.

También, recuerdan, es una época en la que los niños se quedan muchas veces al cuidado de familiares, por lo que se recomienda que estas personas estén bien informadas de los alimentos que se deben evitar, así como de las posibles fuentes de exposiciones ocultas. Igualmente, deben estar familiarizados con los medicamentos que debe tomar el niño alérgico en caso de una reacción, así como en el uso correcto de los dispositivos de autoinyección de adrenalina. En nuestro post sobre alergias e intolerancias alimentarias podéis encontrar algunos platos en los que se pueden esconder los alérgenos.

3) Frutas de temporada
Algunas frutas de verano como las cerezas, los melocotones o las paraguayas pueden causar urticaria al contacto con la piel de la fruta en las manos y los labios, aunque también pueden causar síndrome de alergia oral, inflamación y picor en la boca, los labios y la garganta al comerlas. La manifestación puede ser más grave y llegar incluso a causar un shock anafiláctico. Frutas como el melón y la sandía frecuentemente producen síntomas en la boca en pacientes alérgicos a pólenes. Si se han padecido síntomas previamente con la ingesta de frutas, se recomienda una consulta con el alergólogo para recibir instrucciones precisas de cuáles se pueden tomar y cuáles se deben evitar en cada caso concreto.

4) Piscinas
Los baños frecuentes en piscinas durante los meses de verano empeoran los síntomas de dermatitis atópica en muchos pacientes, particularmente en niños. Se debe a la irritación que el baño prolongado y el cloro producen en la piel fácilmente irritable de estos pacientes. Usar agua salada en vez de clorada y bañarse en el mar, por el contrario, mejoran las pieles atópicas. Es importante un buen aclarado de la piel con agua dulce tras el baño en la piscina y seguir haciendo uso de las cremas hidratantes.

5) Tatuajes temporales
Los tatuajes de henna se pueden realizar durante todo el año, pero es en verano cuando proliferan en zonas costeras personas que ofrecen este servicio de tatuado. En realidad, la henna natural es enriquecida con un producto de fuerte concentración que permite fijar mejor el tatuaje, la parafenilendiamina. Es esta sustancia la que puede provocar algunos casos de dermatitis y alergia, así que hay que tener cuidado.

6) Residencias de verano
En general, los ácaros, responsables de la alergia al polvo doméstico, se encuentran especialmente confortables cuando la temperatura es templada y la humedad relativa del ambiente es elevada. Por ello, son muy abundantes en regiones costeras. También por esta causa la concentración de ácaros en las casas aumenta durante las épocas de cambio estacional (primavera y otoño), con lluvias y temperaturas suaves, y suelen disminuir durante el verano e invierno. Se deberá tener cuidado en los traslados a otros domicilios de verano y con la limpieza en las casas que llevan tiempo sin ser habitadas. Lo ideal es hacerlo de manera anticipada a la llegada de la persona alérgica.

7) Animales
En ocasiones se viaja a entornos rurales donde se entra en contacto con especies con las que normalmente no hay relación directa y que pueden provocar alergia, como los caballos, las ovejas, las cabras…. Las alergias a animales más frecuentes son a los gatos o perros, pero también pueden producirse a ratones, cobayas o hámsters. Las proteínas del pelo, la saliva o la orina de mascotas domésticas pueden causar una reacción alérgica que ataca a los ojos y las vías respiratorias en forma de rinoconjuntivitis y asma alérgicos.

8) Picaduras de insectos e himenópteros
El riesgo de presentar una reacción alérgica a picaduras de insectos himenópteros (avispas y abejas) aumenta durante los meses de verano. Los alergólogos recomiendan extremar la precaución cuando se está al aire libre y evitar, en la medida de lo posible, comer en el campo, pues los insectos acuden a los alimentos. En el caso de reacciones locales por picaduras de mosquitos y otros insectos, el médico de cabecera puede recomendar el uso de antihistamínicos orales y de cremas de corticoides tópicos. Se deben evitar las cremas de antihistamínicos pues pueden inducir fotosensibilidad con la exposición al sol.

9) Campamentos
En caso de pasar días en campamentos de verano, es imprescindible proveer a los responsables del cuidado del niño de toda la información sobre las alergias conocidas y su tratamiento, medicamentos para el asma si fuesen necesarios y cualquier otra circunstancia que pudiese motivar una urgencia médica.

10) Vacunas antialérgicas
No es recomendable transportar vacunas antialérgicas cuando el periodo vacacional es corto. Además, existen problemas al llevarlas en los aviones: tanto como equipaje de mano al tratarse de líquidos (en este caso debería ser justificado con un informe médico), como en la bodega, ya que las bajas temperaturas a las que son expuestas podrían alterar su contenido. Si el viaje se realiza en automóvil, se deberá transportar en una bolsa térmica con frío y evitar la exposición directa de la caja de vacunas al sol dentro del coche. Por último, es recomendable llevar un informe detallado del especialista cuando existe un viaje a otro lugar, ya sea dentro del país o en el extranjero.

Rosa Lecina

Periodista de salud, belleza y bienestar. Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite aprender cosas nuevas cada día y poder compartirlas con los demás. Desde Santium espero poder descubriros todo aquello que nos ayude a vivir una vida más sana. Podéis contactarme en: blogsanitum@gmail.com

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