Los ojos son uno de los puntos débiles de mi cuerpo y los que más sustos me han dado a nivel de salud. Lo cierto es que no los cuido tanto como debería… Paso muchísimas horas delante del ordenador, no siempre en la postura y con la luz adecuadas, llevo las lentillas prácticamente todo el día, olvido usar muchas veces la lágrima artificial (gotas humectantes)… A todo esto, hay que sumarle que soy muy miope y tengo tendencia a padecer lo que se conoce como ojo seco (falta de lágrima natural, o de mala calidad, que no permite que la superficie del ojo esté bien lubricada) y queratitis (inflamación de la córnea), algo bastante habitual en los usuarios de lentillas.
El hecho es que hace unos tres años tuve una queratitis bacteriana bastante fuerte y que se resistía al tratamiento, por lo que estuve casi tres meses con muchas molestias en los ojos, combinando gotas antibióticas y corticoides en crema y sin poder usar las lentes de contacto. Las queratitis provocan dolor, lagrimeo y mucha sensibilidad a la luz. También pueden causar una disminución importante de la agudeza visual. En mi caso, recuerdo que tenía los ojos muy rojos, me escocían e incluso me costaba abrirlos. Lo peor, no obstante, era la secreción blanquecina de los primeros días… Muy grimoso todo.
Por suerte, la infección se acabó curando y, desde entonces, me conciencié mucho de la importancia de una meticulosa higiene a la hora de manipular y usar las lentillas, así como del cuidado de los ojos, algo a lo que todos los usuarios de lentes de contacto deberíamos prestar especial atención. También de que hay proteger los ojos del sol y ser muy cuidadosos, si vamos con lentillas en playas y piscinas.
Hace unos días recibí una nota de prensa con los resultados del IV Estudio CinfaSalud de los laboratorios Cinfa sobre la percepción y los hábitos de salud de la población española en torno a la fotoprotección, en el que se abordaba de forma muy completa este tema.
A pesar de que, cuando hablamos de protección solar, la mayoría de la veces nos referimos a la piel, el sol también puede dañar severamente nuestros ojos.
Nuestros ojos tienen unos mecanismos naturales de defensa para protegerse de los efectos nocivos de los rayos solares. Estos son: el hecho de estar ubicados bajo el arco superciliar, las cejas y las pestañas; la contracción de la pupila al recibir la luz; o el acto reflejo de cerrar o entrecerrar los párpados.
Sin embargo, en aquellas circunstancias en que las radiaciones ultravioletas alcanzan mayor intensidad, estos mecanismos no son suficientes y han de tomarse precauciones extra. De lo contrario, nuestros ojos y nuestra vista pueden sufrir graves daños.
Entre ellos, tal y como explican en el estudio Cinfa, fotoqueratitis y fotoconjuntivitis, dos reacciones oculares inflamatorias que afectan los sensibles tejidos del globo ocular y de los párpados. Sus efectos, que aparecen solo algunas horas después de la exposición solar, son parecidos a las de una quemadura solar. Por suerte, generalmente son reversibles y no dañan a largo plazo el ojo ni la visión.
Las cataras, en cambio, sí pueden ser una consecuencia crónica de la exposición solar (en concreto, de los rayos UVB) y pueden llegar a causar la pérdida de visión. De hecho, según la OMS, entre 12 y 15 millones de personas en el mundo padecen ceguera provocada por esta patología y, de estos, uno de cada cinco casos puede haber sido causado o agravado por la exposición al sol, sobre todo en los países cercanos al ecuador.
Así que, en primavera y verano, es muy importante que protejamos nuestra piel del rayos solares, pero también nuestros ojos.
Lo primordial es usar unas buenas gafas de sol, si vamos a estar tiempo en el exterior, a la hora de conducir, hacer deporte… Pero nada de comprar gafas de dudosa procedencia por muy bonitas que sean. De hacerlo, estaréis poniendo aun más en riesgo vuestros ojos. De hecho, es mejor no llevar ningún tipo de protección ocular que este tipo de gafas no homologadas, ya que permiten que las radiaciones dañinas penetren todavía más en el interior del ojo. La explicación está en que las lentes oscuras favorecen la dilatación de la pupila, pero si las gafas de sol no filtran los rayos ultravioleta en un porcentaje adecuado, entrarán más rayos y aumentaremos el riesgo a sufrir daños oculares.
Se calcula que una de cada tres gafas de sol vendidas en España no supera los controles necesarios, así que aseguraros de que las vuestras sí están homologadas e incluyan la marca CE (conformidad europea) como estándar mínimo de calidad.
No siempre hace falta gastar mucho dinero para tener unas gafas de calidad. En las ópticas, suelen tener marcas de gafas de sol con un diseño muy sencillo, pero con buenas lentes que cumplen las garantías marcadas por la Unión Europea. También, debéis tener en cuenta que existen cinco filtros distintos de lentes (de la categoría 0 a la categoría 4), según su grado de protección. Como referencia, para ir a la playa serían recomendables unas gafas de sol de categoría 3, mientras que para el día a día bastarían unas gafas con lentes de categoría 2. La categoría 4 es necesaria si practicáis deportes acuáticos o de montaña.
Invertir en unas buenas gafas de sol es vital en el caso de los niños, ya que sus ojos son mucho más vulnerables que los de los adultos. En especial, debemos ser muy cuidadosos con los bebés de menos de un año y de ojos claros. Sobre todo no les pongáis en ningún caso gafas de sol de juguete.
El hecho es que los niños tienen una pupila más grande que la de los adultos y su cristalino, que es el que actúa contra las radiaciones, no está completamente maduro, por lo que no los protege del todo. Esto hace que el cristalino de los bebés deje pasar hasta el 90 por ciento de la radiación UVA y el 50 por ciento de la UVB. Así pues, sin la protección adecuada, los rayos penetran directamente en la retina, que tampoco tiene desarrollado del todo su mecanismo natural para protegerse del sol. Además, sus tejidos oculares, que son una pantalla protectora contra los rayos ultravioleta, no están pigmentados del todo, por lo que están menos protegidos.
Si sois papás de niños pequeños, os animo a participar en el sorteo de un par de gafas de sol para niños Ki ET LA que ha organizado María José en Blogmodabebé. Podéis participar clicando aquí. Ki ET LA es una marca de accesorios para los más pequeños que se ha hecho muy popular por sus gafas de sol infantiles al ser estas totalmente seguras, irrompibles, cómodas, reciclables y ofrecer la máxima protección para los ojos de los más pequeños. Todo ello, con un diseño innovador que piensa sobre todo en el bienestar de los niños.
Otro tema a tener en cuenta en esta época de calor es el mayor riesgo a sufrir infecciones oculares, sobre todo si usamos lentes de contacto para ir a la piscina o la playa. En realidad, es preferible no hacerlo para prevenir alguna infección como consecuencia de los microorganismos que puedan estar presentes en el agua. Por no hablar también de la irritación que puede causar el cloro u otros agentes contaminantes en los ojos. Pero este tema lo trataremos en profundidad en un próximo post 😉 . ¡Muchas gracias por leernos!
